La leyenda de Juan del Jarro
Cada dos de noviembre, una tumba del panteón El Saucito, en San Luis Potosí, se llena de flores que mucha gente lleva para adornarla como muestra de respeto y, a la vez, de agradecimiento.
En la lápida de aquella tumba, todavía es posible leer una antigua inscripción: Juan de Dios. Esta misteriosa sepultura dio origen a una de las famosas leyendas potosinas, la de Juan del Jarro.
Juan, era un pordiosero que vagaba por las calles, aunque se desconocía su origen, la gente comenzó a apellidarlo del Jarro, no porque le gustara la bebida, sino porque sus únicas pertenencias, eran un sombrero, un petate y un jarro de terracota.
A diferencia de otros mendigos, Juan era un hombre piadoso que repartía sus ganancias diarias con otros menesterosos y tenía una gran afección por los dichos. Solía tener un refrán en la punta de la lengua, según la ocasión.
Con los años, la fama de Juan creció al grado que la gente comenzó a creerlo un iluminado. Cierto día una señorita, convencida de la charlatanería de Juan, le pregunto: “Dime, adivinador, ¿cómo se llamará el que ha de ser mi esposo?”.
Juan respondió: “Te casarás, pero no con el padre del niño que llevas en el vientre”. Poco después se descubrió que Juan tenía razón. Este hecho hizo que la leyenda creciera, incluso se comenzó a decir que Juan podía saber el futuro porque lo escuchaba en su jarro de terracota.
Hasta hoy, muchos afirman que hay una secta que busca su jarro, porque dentro se escucha el mar y un inquietante ruido de cascabeles, pero sobre todo porque tiene la habilidad de conceder deseos.
En tu próxima visita a San Luis Potosí, no olvides darte una vuelta por la tumba de este singular personaje; quizá seas tú quien encuentre el jarro perdido, nunca se sabe.
Fuente: mitosyleyendas.com.mx