La piel es un gran escudo en constante renovación. Es el órgano vivo más pesado (de 3 a 4 kilogramos) y el más amplio del cuerpo humano (de 1.5 a 2 metros cuadrados). Está en permanente relación con los demás órganos y puede revelar las disfunciones o enfermedades que padezcan otras partes del cuerpo.
En mi caso, siempre he sido de piel delicada con tendencias a granitos y resequedad, cuando niña esta condición era más marcada y ahora entiendo que no fue una simple irritación, se trataba de un caso leve de dermatitis atópica.
Recuerdo que no le dimos el seguimiento adecuado porque no pasó de un caso leve que se amainaba con crema y frotes de estropajo, sin embargo ahora en mi piel se reflejan las consecuencias. Al paso del tiempo y después de asistir a un taller de dermocosmética donde hablaron de esta enfermedad, me di cuenta de la poca información que hay sobre ella; peor aún, de la falta de interés en cómo tratarla; y de cómo los niños puede sufrir por no tener una piel como los demás.
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que afecta del 2 al 5% de los adultos y del 10 al 20% de los niños, en todo el planeta.
Se trata de un trastorno crónico y prolongado, caracterizado por piel seca, descamada e irritable y que evoluciona a modo de brotes en que los síntomas son más molestos. Si bien no existe curación conocida, el cuidado periódico y homogéneo de la piel puede protegerla.
Con ayuda de Avene y sus especialistas, hablaremos sobre los síntomas y características de la enfermedad, qué factores la detonan, cómo ayudar a los niños que la padecen con los consejos: cómo cuidar su piel, qué tipo de medicina tópica usar y todos los detalles de los talleres que se desarrollan en la Fundación para la Dermatitis Atópica, en busca de una piel sana.
Agradecemos a Pierre Fabre, al Instituto Nacional de Pediatría y a la Fundación para la Dermatitis Atópica, las facilidades para realizar esta edición.