Cataviña Baja California, oasis en el desierto mexicano
Allá, en las lejanas tierras de Baja California, yace un gran secreto turístico apto para los aventureros. Lejanía, calor, maravillas naturales e históricas son los elementos que adornan estas desconocidas tierras mexicanas.
Cerca de Ensenada y a 110 kilómetros del Rosario existe un pequeño pueblo llamado Cataviña. Este sitio no es, para nada, como otros populares destinos de la República Mexicana.
Y como estas tierras tienen muchos secretos, te diré cuáles son las que no debes perderte durante tu visita.
¿Qué hacer en Cataviña, Baja California?
Oasis Santa María
No, no es una metáfora, en realidad existe un oasis en medio del desierto de Baja California. También es conocido como Poza la Escuadra y está rodeado por inmensas piedras de granito. Sus alrededores rocosos lo convierten en un gran lugar para escalar o practicar bicicleta de montaña.
Para llegar, es necesario contratar un tour con guía, porque la zona no posee carretera y es fácil perderse. Pero, al final, cuando te sumerjas en el oasis alimentado por un arroyo, el escabroso camino habrá valido la pena.
Pinturas rupestres
Incrustadas en grandes cavernas del desierto, yacen pinturas rupestres o petrograbados que, de acuerdo con varios estudios, poseen más de 5 mil años.
Se cree que fueron realizadas por los indígenas cochimíes, antiguos habitantes del lugar. Hay algunas pinturas que fueron sobrescritas, lo que arroja la teoría de varias generaciones dedicadas a impregnar su arte en las rocas.
Llegar a este lugar es un poco más sencillo, ya que se encuentra a un costado de la carretera Ensenada-La Paz justo en el parador turístico de Cataviña.
Fósiles
Y bien, si hay pinturas rupestres, ¿por qué no habría fósiles?
En una loma cercana a las pinturas se esconden vestigios de antiguos animales marinos. Caracoles y bivalvos adornan la zona para recordarnos la magia de la Madre Tierra.
Resulta impresionante admirar fósiles marinos en medio de un gran desierto que alberga cirios, pitayas y fauna completamente diferente a la que habitara los confines del mar hace millones de años.
Cataviña resulta cada vez más interesante.
Misiones franciscanas, dominicos y jesuitas
Las más conocidas son las de San Fernando Velicata y Santa María de los Ángeles. Ambas fueron construidas en el siglo XVIII.
Los primeros en llegar fueron los jesuitas; sin embargo, tras su expulsión en 1767, los franciscanos y dominicos se distribuyeron las instalaciones. Estos últimos realizaron sus construcciones a base de adobe, por lo que el clima las deterioró tanto que no quedan más que vestigios.
La llegada a estos lugares puede ser complicada, así que te recomiendo tomar un tour desde Ensenada o Cataviña.
Si decides viajar a Cataviña, prepárate. El clima y el terreno no son lo más hospitalario; sin embargo, la belleza de la que serás testigo lo vale.
Hay hoteles, restaurantes y algunas comodidades, pero para llegar a los lugares más recónditos puede que sea necesario acampar o emprender largas caminatas, así que empaca todo tipo de ropa, bloqueador y repelente.
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Si decides visitar este mágico lugar, cuéntanos ¿cómo te fue en Cataviña?