Rufino Tamayo, éxtasis del color: 6 razones para visitar la exposición
“Es más pictórico extraer de un color todas sus posibilidades que emplear una variedad ilimitada de pigmentos”.
Rufino Tamayo
Después de 41 años de que se organizara la última gran exposición dedicada al artista Rufino Tamayo, con un significante número de obras en su acervo, el Museo de Arte Moderno dijo: “¿Y por qué no sacarlas de la bodega y mostrarlas una vez más?”. Así –junto a otras piezas que vienen de diferentes colecciones, incluyendo las del Museo Tamayo Arte Contemporáneo– se reunieron 50 para la nueva exposición Rufino Tamayo, éxtasis del color que estará del 10 de junio al 27 de agosto.
Hay muchas razones por las que no te puedes perder esta exposición. Empecemos:
1. Verás la evolución que tuvo como artista
“A diferencia de otras, esta exposición no es lineal. Conforme la vayas recorriendo encontrarás intercalados cuadros tempranos y tardíos de Tamayo”, comentó Sylvia Navarrete, curadora de la muestra. Verás cuadros: desde los que reflejan aquel México semiurbano, su pasión por la arqueología prehispánica, hasta aquellos en los que da prioridad a la geometría del espacio.
La idea es que conozcas los contrastes y cómo fue la evolución de su lenguaje y el color en su obra. Por si no lo sabías, el artista oaxaqueño, además de ser un gran pintor, fue particularmente famoso por ser un gran colorista.
2. Serás testigo de su historia de amor con Olga
Rufino y Olga se conocieron en octubre de 1933. Ella estudiaba en el Conservatorio Nacional de Música, donde él pintaba un mural. Fue “amor a primera vista” y a los tres meses (no piensen mal) se casaron.
El regalo de bodas que le dio el pintor a su esposa fue el cuadro Rufino y Olga, que verás al inicio de la expo, en el cual ella, casual, luce un vestido de novia. Ah, pero no fue el único retrato inspirado por su musa; hubo otros más, como este que se titula, así sin más: Retrato de Olga.
3. Verás un poco de su lado alegre
Se dice que Tamayo era un hombre huraño y muy reservado. Tal era su “cara de pocos amigos” que algunos lo apodaron “La Esfinge”. Sin embargo, no siempre era así, y para muestra, el cuadro Hombre radiante de alegría, en el que –según explicó Navarrete–se asoma su empatía por la juventud en un retrato muy optimista, alegre y exuberante.
“Se ven rayos y una enorme sonrisa (…) también se ve un vaso que quizá se refiere a la embriaguez. Lo más interesante es que en el cuadro se ven motas verdes que se esfuman en humo. Yo creo que es una referencia a la marihuana. Esto se ve como un Tamayo anclado en su tiempo y esa es la imagen que queremos dar de él, no la acartonada que se ha hecho con los años. Tamayo es un pintor que habla a todas las generaciones”.
Y para que veas que Tamayo sí traía onda, te dejo con otra de sus pinturas “juguetonas”, El rockanrolero, 1989.
4. Estarás frente a una de sus obras más famosas
Se llama Homenaje a la raza india y es un mural de cuatro paneles que se instaló en la primera retrospectiva del pintor. Se encuentra en medio de la expo, ¡ahí lo ves porque lo ves!
Este enorme mural –encargado por el escritor y diplomático Federico Gamboa para una exposición que estuvo en París, Suecia, Estocolmo y Londres– es un compendio del estilo de Tamayo: el color, las figuras prehispánicas y la relación del hombre con la naturaleza.
5. Observarás las paletas extraordinarias de color que usó
Tamayo decía que era más interesante encontrar todas las gamas, las derivaciones y las graduaciones en un mismo color. Seguramente podrás pasar varios minutos contemplando alguno de estos cuadros y descubrirás por qué “se volvió un maestro del color, hasta ahora inigualado” como dijo Sylvia Navarrete.
En la expo todas las obras pueden ejemplificar lo anterior. Pero puedes hacer una parada especial, por ejemplo, en el Autorretrato, donde, claro, aparece el pintor y, al fondo, su esposa.
6. Verás algunos de sus cuadros abstractos
¿Qué? ¿Arte abstracto? Tamayo fue un artista que nunca se quedó en una sola expresión. Si bien, nunca abandona la figura humana, sí optó por plasmarla con fragmentaciones geométricas y hasta de forma abstracta. En la exhibición, además de observar el realismo poético –como él lo llamaba–, encontrarás piezas como Cabeza en gris, un cuadro con trazos que se alejan de lo figurativo, para que te entretengas un rato descifrándolo.
Esta evolución te acercará a entender el lenguaje de Tamayo, quien pasó su vida convencido de que el lienzo era un campo de experimentación inagotable “para extraer de un color todo su magnetismo y fusionar la figura y la abstracción en una expresión evocadora de lo infinito”.
Rufino Tamayo, éxtasis del color
Horarios: Martes a domingo de 10:00 a 16:00 horas. Hasta el 27 de agosto de 2017.
Costo: Entrada general $60 pesos. Entrada gratuita con credencial de profesor, estudiante y afiliado a Inapam.
Domingo entrada libre.
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