Los huaraches de Juan Zamora en Comala
Los huaraches de Juan Zamora en Comala son historia y legado. Este artista colimense transforma el cuero de res o de cabra en calzado, de ese que se usaba antes. Si bien esta prenda ha sido desplazada por el plástico, este hombre continúa resistiéndose a que desaparezca.
Huarachería “El Recuerdo” es el nombre de su taller que tiene 19 años de existir pero el oficio viene desde el saber de Isabel Zamora, su papá, quien fue huarachero. “Cuando inicié él tenía tres años de muerto y yo ya estaba viejito”, bormea. Tenía 25 años cuando puso manos a la obra para mantener viva la memoria.
Juan solo trabaja a mano: el huarache artesano tiene que ser clavado, no cocido, asegura. También puede hacer otras artesanías como tejer sillas y muebles con ese material que conoce como a la palma de su mano.
Los huaraches de Juan Zamora: hay muchos tipos
Cada huarache tiene su época de hechura, algunos se usan desde 1820, dice Juan, en voz bajita. Es persona de sabiduría, de esa que no se grita ni se alardea, hay que escucharlo de cerquita (y hay que saber hacerlo).
Algunas variedades son el humilde (que era aquel que usaban los que no tenían mucho dinero pues solo lleva dos tiras cruzadas), el viejo o colimote, el de araña, el domino, el de trencitas, el de puntada, el tejido, el de correa cruzada, el de garbanzillo y de ojillado.
Con estos dos últimos cuenta una historia que tiene que ver con la manera de vivir (y cortejar de antes): el novio te visitaba, dejaba su nombre plasmado en la tierra ya que el ojillado, además de figuras, tenía el nombre en el empeine. Ahora que es cemento ya no queda esa huella.
Por otro lado el de garbancillo tiene clavitos y también dejaba ese rastro en la tierra. Otra característica que antes importaba era el rechinido ya que cuando ibas a media cuadra ya sabías que tu enamorado llegaba por ti. “Ya no pasa porque el curtimiento del cuero ya no es igual ahora”, agrega.
¿Y quién continuará?
A Juan le gusta andar descalzo. Quizá eso es una analogía a lo desnuda que está la actividad, a la falta de interés de las nuevas generaciones por aprender cómo hacer huaraches. Para poder continuar necesita maquinaria de costura y un banco de terminado. Cuenta que ha dado cursos, pero la gente los termina y luego ya no quieren seguir porque hay falta de apoyo o interés.
Todo esto nos lo cuenta rodeado por las fotos familiares. Sus padres, abuelos y San Judas Tadeo escuchan su cuchillo y palito rozando estas pieles que obtienen su color gracias a la cáscara del fruto del huamúchil o de cascalote, una semilla de Tecomán. En la actualidad los tintes también se van transformando solo hacia lo sintético.
En elaborar un par tarda alrededor de una hora, en el tejido desde abajo hasta arriba. Toma medidas. Observa. Su costo no es para nada elevado: hay modelos que cuestan $300 pesos: el chiste es lograr que más personas valoren cada pieza. Los que llevan cuero de cabra tienen un precio de $1,200 pesos pues la piel es más fina, mucho más suave, agrega. Conocer a los artesanos de Colima es un agasajo, una enseñanza como pocas.
¿Dónde visitarlo?
Huarachería “El Recuerdo”
Reforma 117, Comala, Colima
Teléfono: 312 319 5859
Conoce otras historias de artesanos de Colima
También puede interesarte
https://sisoy.net/huaraches-de-sayula/
https://sisoy.net/vestimenta-tradicional-de-las-mujeres-mayas-en-yucatan/
https://sisoy.net/las-mascaras-de-suchitlan-de-guadalupe-candelario/