Cuando una taquería se convirtió en centro cultural: Keren Tá Merced
Luego del incendio que afectó la Nave Mayor del Mercado de La Merced, don Raúl acondicionó la bodega de su taquería El Pollo para que los hijos de los locatarios pudieran aprender fotografía, cine, pintura y otras actividades culturales y artísticas. Esta es la historia de Keren Tá Merced, un centro cultural que el 28 de marzo cumplió seis años de ser guarida y espacio de desarrollo infantil.
De todo lo malo siempre sale algo bueno
Los comerciantes de la Nave Mayor del Mercado de La Merced atestiguaron cómo grandes llamas de fuego consumieron parte de o, en algunos casos, todo su patrimonio. El 27 de febrero de 2013, un incendio (el tercero en la historia del mercado) dañó el 70% de la zona. Raúl Mejía, comerciante que llegó a este lugar en el vientre de su madre hace 60 años, fue uno de los más de mil 200 locatarios que resultaron afectados. Él, junto con su mamá, se encargaba de la taquería El Pollo, ubicada en la puerta 24 del Mercado. Tras el incidente, el lugar quedó dañado; sin embargo, Raúl vio una nueva oportunidad: crear un espacio para el beneficio del Mercado y el barrio.
Así, a un mes de la tragedia, Raúl habló con su mamá. Le propuso remodelar el primer piso de la taquería, el cual usaban como bodega, y transformarlo en algo más. La señora no entendía qué significaba ese “algo”, por lo que desconfiada preguntó: “No vas a vender cerveza, ¿verdad?”. Raúl, sonriendo, le aseguró que no se trataba de eso.
De hecho, él tenía en mente algo más valioso: un centro cultural, porque además de preocuparle lo del accidente, le alarmaba lo que sucedería con las generaciones más jóvenes.
“Tras años de estar aquí, te das cuenta de que los niños están inmersos en el gran mercado de la Merced, donde, lamentablemente, imperan los estigmas”, explica mientras atiende en su puesto de artículos de bicicletas. “Entonces te da miedo que estos jóvenes y niños caigan en manos indebidas y se repitan las historias de delincuencia y prostitución que llevan mucho tiempo existiendo”.
Luego de semanas de trabajo, que parecieron más ligeras por la ayuda de la comunidad del Mercado, Raúl abrió el centro cultural Keren Tá Merced.
Los niños de La Merced
Keren Tá Merced significa “Niños de la Merced”. El nombre del centro cultural está inspirado en el origen de la gente del Mercado y el barrio de La Merced. “La mayoría viene del sureste, por eso para el nombre elegimos el idioma tzeltal del estado de Chiapas”, dice don Raúl, quien con este detalle muestra que los niños, sobre todo los de los comerciantes de la zona, son los que importan en dicha gestión social.
“Nosotros nacimos comerciantes, pero a ellos necesitamos darles alternativas para que decidan qué quieren hacer de su vida”, agrega.
Desde el primer día del centro, don Raúl creó un círculo de lectura. Eventualmente, el interés por Keren Tá llevó a otros colaboradores a unirse e impartir diferentes talleres y actividades artísticas gratuitas. De este modo, muralistas, poetas, pintores, maestros de radio y otros profesionales que se han sumado a Keren Tá consiguen que los niños del mercado, que han sido más de cien a lo largo de estos años, aprendan cartonería, stop-motion, teatro, creación literaria, fotografía, cine, pintura, baile y cómo ser líderes.
Don Raúl no deja de lado las tradiciones e historia de La Merced. También agrega actividades que acerquen a los niños a sus raíces, porque aparte de ser ellos quienes guían los recorridos por el Mercado que se organizan durante el año, dice, es una forma de hacerlos sentir orgullosos del barrio: “Un pueblo que no conoce su historia no puede sentirse orgulloso. Un pueblo sin historia no puede sentirse orgulloso de lo que no conoce. Esto es lo que hemos tratado de hacer a través de Keren Tá, que los niños reafirmen su identidad”.
Los talleres de Keren Tá Merced
Tras el último incendio que sufrieron, se comenzaron obras de remodelación en el Mercado de La Merced. El centro cultural Keren Tá tuvo que mudarse. Ahora se encuentra en la puerta 21 de la Nave Mayor, frente a las oficinas de la administración. El espacio es más pequeño, dice don Raúl, no obstante sigue igual de colorido.
Las paredes son de color azul cielo. Aunque el tono poco se puede apreciar, pues las paredes están repletas de estantes de libros, en su mayoría donados por los colaboradores de Keren Tá. También hay marionetas y máscaras de cartón colgadas, fruto de algunos de los talleres del centro donde se integra a los niños para que por “medio del arte y la cultura se den cuenta que pueden tener una vida diferente”.
Acerca de los talleres, don Raúl agradece que en todo este proceso tanto colaboradores nacionales como internacionales hayan participado porque les interesa Keren Tá. “Al final, el centro cultural es una comunidad, una integración, somos todos los que participamos en este proyecto”, añade. “Todos nos dan parte de su vida y de su tiempo; desgraciadamente Keren Tá no tiene recursos como para pagarle algo a los compañeros, así que lo único que hacemos es invitarles un taco, un refresco”.
A pesar de los obstáculos, este hombre de sonrisa contagiosa no se rinde. No es lo suyo. El apoyo y su principal objetivo lo motivan. Él dice estar en deuda con La Merced porque le ha dado mucho desde niño, entonces quiere “regresarle lo poco o mucho que sé y tengo”.
Por ello, desde el día que se abrió el centro cultural, a don Raúl se le encuentra vendiendo en su puesto, también organizando talleres, participando en actividades para la reconstrucción del mercado, platicando o viendo cómo consigue pinturas para los nuevos murales que están dentro de la Nave Mayor.
Así es como él, la comunidad del mercado, la del barrio y los que forman parte de Keren Tá resisten y hacen el cambio.
Más información sobre Keren Tá Merced:
Si quieres saber más del centro cultural, conocer su programa o unirte como tallerista te dejo aquí las redes sociales para que platiques mejor con don Raúl:
Facebook: kerentamerced
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