Inteligencia emocional, ¿por qué es tan importante en el desarrollo de los niños?
Aunque el concepto de inteligencia emocional fue autoría del psicólogo Daniel Goleman en los años 90, hoy en día se habla mucho al respecto porque se considera una herramienta básica para aprender a vivir en sociedad y autoconocerse.
A cualquier edad se puede desarrollar inteligencia emocional; sin embargo, lo mejor es empezar a construirla desde la niñez.
Por eso es que Yutzil Cinencio, psicóloga con experiencia en educación emocional y de la sexualidad en niños y adolescentes, nos compartió algunos consejos para que los pequeños aprendan a gestionar mejor sus emociones.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Es la capacidad de reconocer las propias emociones, gestionarlas y reaccionar de una manera que no lastime ni a la persona que las siente ni a los que están a su alrededor.
Se trata de algo muy complicado de llevar a cabo, sobre todo cuando la persona no está dispuesta a hacer una introspección, pues en ocasiones se enmascaran las emociones y se reacciona de una manera diferente a lo que se había planeado.
Por esto es que inculcar una inteligencia emocional correcta durante la infancia es la mejor manera de formar adultos mentalmente más sanos.
Tener una adecuada inteligencia emocional deriva en un bienestar personal en el que no se guardan emociones que pudieran repercutir en la autoestima o seguridad propia.
¿Cómo hacemos que los niños sean conscientes de sus emociones?
La palabra “emoción” significa ‘movimiento’ o ‘impulso’. Existen emociones negativas como tristeza, ira, soledad, angustia o vergüenza, y positivas como alegría, amor, placer o entusiasmo. Gracias a estas, los seres humanos se pueden adaptar al entorno.
Para que los niños se hagan conscientes de sus emociones es necesario que reconozcan que algo está cambiando en su cuerpo luego de haber vivido alguna experiencia o recordado algún suceso.
En palabras de Yutzil, deben tomarse el tiempo para reconocer lo que están sintiendo, identificar las gesticulaciones y las palabras que utilizan para que así, controlen sus reacciones.
La intención de esto es evitar que los pequeños tengan comportamientos impulsivos luego de cualquier emoción, sin importar que sean positivos o negativos.
Ante esto se pueden encauzar sus emociones, es decir, ayudarles a decidir lo que necesitan hacer después de haber sentido miedo, alegría, tristeza, enojo o amor.
El primer paso siempre será que los pequeños guarden la calma y se apoyen de la respiración para bajar la adrenalina que generaron.
¿Cómo saber si un niño tiene problemas emocionales?
Cuando un niño de preescolar o de los primeros años de primaria tiene problemas con sus emociones, suele tener reacciones polarizadas, es decir, tenderá a ser demasiado agresivo, muy eufórico o, por el contrario, muy retraído.
Estos comportamientos afectan a todas las partes involucradas de la siguiente manera:
- Para el niño es muy estresante y hasta su salud podría verse involucrada.
- La figura de autoridad de los padres, los límites establecidos y el respeto entre ambos pudieran desaparecer.
- El niño se convertiría en un elemento difícil de tratar para los docentes y compañeros de clase.
¿Qué pasa si los niños no tienen inteligencia emocional?
Algo importante a destacar es que al no tener inteligencia emocional, es probable que los niños callen lo que sienten, no lo expresen ni lo solucionen, y que esos sentimientos se transformen en algo negativo que no les permita tener un desarrollo personal saludable.
Y los padres, ¿cómo pueden ayudar a que sus hijos tengan inteligencia emocional?
Yutzil cuenta que la mejor forma de ayudar a los niños a desarrollar una buena inteligencia emocional es que los adultos se conviertan en un modelo a seguir.
Recomienda que tanto los padres como cualquier otro familiar a su alrededor sean congruentes tanto con lo que dicen como con lo que hacen frente a los niños.
Es decir que, por ejemplo, si es momento de regañarlos, conserven esa postura de molestia el tiempo que decidan y no flaqueen frente a posibles berrinches o manipulaciones. Todo lo anterior, con la intención de no mandar señales cruzadas que los pudieran confundir.
Trabajar en las expresiones faciales
Los niños de preescolar o primaria baja necesitan estímulos visuales para identificar todo tipo de emociones.
Esto lo pueden desarrollar al identificar caras de felicidad, tristeza o enojo a través de videos e imágenes.
A partir de los 2 o 3 años, los niños ya tienen contacto con otras personas además de sus padres, por lo que los familiares podrían apoyar haciendo ejercicios de gesticulación y expresión corporal para ayudarlos a diferenciar las emociones.
Tomarse tiempos fuera
Las peleas entre padres e hijos suelen ser muy hirientes, la situación se puede salir de control y lo mejor es que tomen tiempos fuera.
Cuando el papá o mamá decide irse del lugar para respirar, tranquilizarse y regresar recuperado para hablar sin sobresaltos, le está enseñando a sus hijos a tomar el control de sus emociones.
Si es algo que les funciona a ambos, pueden repetir la situación cada vez que tengan una discusión y respetar estos tiempos fuera para que la convivencia mejore.
Demostrar las emociones diariamente
Nada mejor para trabajar con las emociones de los niños que demostrarlas todo el tiempo.
Con un simple “cómo te fue hoy en la escuela” o un “te extrañé”, los papás estarán enseñando a sus hijos que es bueno decir las cosas que sienten.
Una ventaja es que en el futuro tendrán relaciones más sólidas y significativas pues no les costará trabajo expresarse con personas que no son de su familia.
Aceptarlos tal como son
Los papás cometen el error de tener ciertas expectativas de sus hijos, tanto a nivel físico como conductual.
Desde que nacen, los niños van creando su personalidad, autoimagen y autoconcepto, aspectos que se van formando con la influencia de sus padres.
Por lo tanto, es importante que los adultos reconozcan el cuerpo de sus hijos, estatura, complexión, tez, color de cabello, etc., tal como es, sin idealizar nada.
Lo mismo sucede con sus habilidades, capacidades o virtudes, es importante decirles de la manera más sutil y tranquila para lo que son buenos y para lo que no, sin exagerar ningún comportamiento.
Es importante no etiquetarlos, encasillarlos, compararlos o desvalorizarlos, sino verlos como seres individuales y únicos.
La intención de todo esto es que los papás ayuden a construir su autoestima, tratando de evitar bromas que pudieran afectar la autoestima de los niños.
Otras fuentes:
- ¿Cómo ves?, Revista de Divulgación de la Ciencia de la UNAM
Te podría interesar:
- Comer y la inteligencia emocional de un niño
- Inteligencia emocional, el motor de tu vida
- 10 libros de desarrollo humano: mejora tu vida emocional este 2019
Agradecemos la entrevista con Yutzil Cinencio, psicóloga con experiencia en educación emocional y de la sexualidad en niños y adolescentes, para la realización de este artículo.
Ahora que sabes su importancia, ¿estás listo para trabajar la inteligencia emocional de tus hijos?