Cocinar para ayudar: apoya a niños y jóvenes en abandono social
Cocinar para ayudar: esta es la premisa de algunos restauranteros que han buscado enfocar sus esfuerzos hacia lo social y comunitario durante esta pandemia. Pedro Sañudo, Adolfo Schwalge, Saray Sánchez y el equipo del restaurante Antolina en la colonia Condesa de la Ciudad de México decidieron alimentar a niños y jóvenes en abandono social de la Fundación Renacimiento, ubicada en esta urbe en el barrio de Tepito.
Ellos se encargan de la preparación de 120 comidas diarias para 40 personas, en este momento clave en el cual el COVID-19 es una amenaza para toda la humanidad, pero que afecta aún más a ciertos sectores. Estos días están buscando más donadores, pero sobre todo, requieren de la empatía para continuar su labor. José Vallejo, director de esta institución de asistencia privada que contribuye al desarrollo integral e interdisciplinario de esta población infantil y juvenil que viene de hogares disfuncionales y casos de maltrato familiar y pobreza, explica que su objetivo va más allá del concepto de reinserción social: lo que se necesita es la reintegración a sus derechos humanos y la aplicación de los mismos.
A estas muchachas y muchachos les ha fallado todo un sistema, que va desde sus círculos familiares más cercanos de confianza, así como el gobierno y la sociedad que los estigmatiza y los segrega. Precisamente, los primeros afectados en esta crisis causada por el nuevo coronavirus son las personas que viven al día y quienes están en situación de calle. El llamado general de las autoridades de salud es quedarse en casa, pero quizá no todos reflexionen sobre si esto es posible para la mayoría de la población.
Pedro cuenta que hay negocios y restaurantes como el suyo que también tienen los días contados para resistir, tal y como escribí en esta nota: los gastos siguen corriendo, pero el ingreso se detuvo a causa de las medidas sanitarias de sana distancia. Pero a través de esta alianza con la fundación pueden lograr sobrevivir y ser el puente entre los que pueden dar y los que necesitan recibir.
¿Cómo inicia Cocinar para ayudar?
Este restaurantero explica que, como todos los restaurantes del país y del mundo, ellos se tuvieron que transformar y si bien intentaron el negocio de la comida para llevar, esto no era suficiente para sacar a flote los gastos mensuales, las nóminas y las deudas previas. Recordaron aquella época en la que el 19S también los puso en jaque y que lo que los sacó adelante fue pensar en la colectividad, ya que a la gente le gusta ayudar a las empresas que a su vez ayudan, en un círculo virtuoso.
Gracias a un chat de vecinos y colegas Pedro y José entraron en comunicación y decidieron trabajar juntos: Antolina cocinaría las comidas de los residentes de Fundación Renacimiento, y a la vez con eso se mantendría activo y con lo mínimo necesario para seguir operando, y proporcionaría este servicio de desayuno, comida y cena. Cada una les cuesta $50 pesos, pero además ofrece platillos ricos, variados y creativos. Ellos toman todas las medidas de higiene para cuidarse entre todos, además, convivir con los habitantes de este hogar ha sido una enseñanza vital y de humanismo para cada miembro de esta brigada gastronómica.
Pedro opina que este no es tiempo de pensar en hacer negocio y lucrar con la tragedia, sino en cómo ayudarnos entre nosotros, convirtiéndonos en un puente entre la gente que puede dar y la que necesita recibir. “Los restaurantes podrían hacer más y más eso. Si bien esta industria es creativa y se enfoca en tener arquitectura espectacular, conceptos novedosos y menús atractivos, no basta con estirar la mano para que nos vengan a rescatar, ni el gobierno ni nadie más. Es momento de dejar de lado tanta arrogancia y hacer algo por quienes lo necesitan”, dice.
¿Qué más necesitan en Cocinar para ayudar?
Los amigos y conocidos de Pedro y algunas marcas fueron los primeros donadores, tanto de insumos como de dinero para poder hacer esto posible; ya van en el día 13, pero necesitan más recursos para continuar esta labor, así que tienen una campaña activa de Donadora en la que tienen como meta $180 mil para garantizar la alimentación de estos jóvenes y están un poco más allá de la mitad de alcanzarla.
No será la única iniciativa de fondeo y seguirán a lo largo de estas semanas, pues su deseo es continuar este abasto aún después de la pandemia. También quieren ser, a largo plazo, capacitadores para enseñarles lo relacionado con la cocina, a fin de que los jóvenes conozcan más de este oficio de manera profesional y se integren en él. A veces la fundación recibe donaciones de alimentos, pero no se sabe cómo conservarlos y aprovecharlos, y esto ayudaría a que su propio comedor sea auto sostenible. Antolina busca la certificación para ser Empresa B. Estas buscan un modelo de negocio alterno que integre rentabilidad económica con la solución de problemas sociales y ambientales.
De hecho, José cuenta que entre los talleres que dan a los residentes de este hogar está el de panadería y que ya hay egresados de esta fundación que trabajan en este sector con éxito. Además, añade que tienen otros proyectos con restaurantes como las clases de barismo que ofrecerá Non Solo Pasta. Incluso, agrega que hay otros locales como La Chicha, Garufa y Pasillo de Humo que también se han sumado a donar y apoyar.
¿Por qué apoyar a Fundación Renacimiento?
José pone el dedo en la llaga: la sociedad suela estigmatizar a las personas vulnerables. Decir “niño de la calle” es para algunos sinónimo de delincuencia, drogadicción y pobreza, y ahora con el COVID-19, se les ve como focos de infección de manera errónea, racista y clasista. A estos muchachos y muchachas se les ha marginado y ahora buscan una oportunidad de mejorar sus condiciones de vida.
“Es importante hablar de abandono social porque de esa manera vas a entender que esta situación no es solo un aspecto de una sola organización sino que somos todos: la iglesia, el gobierno y cada uno de nosotros. Tenemos a empezar a cambiar nuestra manera de pensar: si yo quiero estar bien, no solo tengo que ocuparme de mi, debo pensar en los demás. Hay que dejar ese egoísmo e individualismo y entender que somos un colectivo y que todos somos parte de la solución a los problemas y tenemos que participar. Bueno, te habla un soñador, un romántico que piensa que tenemos que hacer conciencia”, dice este hombre que ha dedicado su vida entera a estas labores, desde su trabajo con el padre Chinchachoma y esta fundación que tiene una historia previa desde 1986.
Él se alegra de que se haya dado una buena respuesta para esta iniciativa. Y como sabe que “no solo de pan vive el hombre”, nos invita a todos no solo a donar dinero sino a venir a la casa donde habitan estos chicos y chicas, que van de los 6 a los 23 años, para leerles, jugar o enseñarles lo que cada uno sepa: deportes, música, etcétera. En Fundación Renacimiento se vela porque ellos tengan una rehabilitación de las drogas, para quienes estén en esa condición, así como que se regularicen en su educación, y sobre todo, que vean que pueden tener una realidad distinta y un futuro independiente. 687 ya lo han logrado y se quiere que sean más.
Más datos de contacto para donar a la causa de Cocinar para ayudar
Pedro Sañudo Gavaldón
pedro@antolina.mx
55-5412-9363
Campaña de Donadora: cocinar-para-ayudar
Facebook: antolinacondesa
Más datos de contacto para donar a Fundación Renacimiento
Fundación Renacimiento I.A.P.
Callejón del Ecuador 8, colonia Centro
Horario: lunes a viernes, de 9:00 a 17:00 horas
Teléfono y Fax: 52-55-5529-1642
renaiap@prodigy.net.mx
Facebook: fundacionrenacimiento
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