Con amor y aguardiente nada se siente
De caña, de fruta, de papa o de grano, el aguardiente es una de las bebidas más representativas de nuestro país; a pesar de que su origen se remonta a la cultura europea. Con la conquista española el aguardiente se introdujo hasta formar parte de nuestra gastronomía, nuestros brindis y rituales. A este potente elixir se le atribuyen diversos poderes curativos, se creía curaba desde verrugas hasta las dolencias de los caballos.
En México el aguardiente más popular es el de caña de azúcar, obtenido mediante la destilación de la caña fermentada. La producción de aguardiente en nuestro país, floreció gracias a las haciendas las cuales convertían las sobras de la caña que no se podían cristalizar en este delicioso elixir.
A pesar de que su distribución estaba prohibida, los trabajadores de las haciendas azucareras se las arreglaban para destilarlo y contrabandearlo. Con el paso del tiempo, el ramo azucarero se modernizo y con ello la producción de alcohol.
Hoy en día el aguardiente se obtiene a partir de la elaboración del vino o de otras sustancias, su grado alcohólico oscila entre los 40 y 45 grados y puedes encontrarlo añejado, mezclado o aromatizado.
En nuestro país el aguardiente se utiliza en diversos rituales, por ejemplo el posh un aguardiente elaborado a base de maíz, del cual se cuenta “junta los corazones” y que es muy popular entre las comunidades tzotziles y tzeltales de los Altos de Chiapas.
Si quieres conocer un poco más del posh o del aguardiente, aquí abajo te dejamos algunos artículos que te serán de mucha utilidad:
Tzotziles sanan con tragos de posh
El pox
Historias del aguardiente