Es común escuchar las palabras “venencia” o “venenciar” en boca de los expertos en bebidas alcohólicas.
Su origen etimológico proviene de la palabra “avenencia”, que significa “estar de acuerdo”, pero en sentido general una venencia es un pequeño recipiente cilíndrico unido a una larga varilla que se usa para extraer vino de un barril, formado con un tejido especial llamado “barba de ballena”.
En México se comprueba la calidad del mezcal recién destilado con un carrizo que se usa como popote, también conocido como venencia. Con él, se absorberá el líquido que se quiere analizar y después se verterá en una jícara para que se forme un “cordón de perlas” o hilera de burbujas, lo que indicará la densidad en la destilación.
Estas esferas no sólo se ven en el mezcal, sino en todos los alcoholes de 45 a 50 grados. Si están presentes, quiere decir que son densos, sin agua en exceso y con un grado alcohólico ideal.
Venenciar es la verbalización de este vocablo que se refiere a la acción de servir licores con este objeto. Incluso, existe la figura del venenciador, que es la persona que realiza esta acción de manera elegante y diestra.
Hasta Germán Valdez “Tintan”, actor mexicano, habla del perlado mezcalero para comprobar la calidad del destilado en esta escena:
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