Gastromotiva llega a México y busca transformar vidas a través de la cocina

David Hertz decidió empezar con Gastromotiva, un interesante proyecto de gastronomía social en 2006 con el fin de brindar oportunidades a jóvenes en Brasil. Después de estar durante años en grandes cocinas, este chef se dio cuenta que podía sembrar semillas para que otros tengan un mejor futuro.

Stephanie Sacco, quien es parte del equipo de Gastromotiva, cuenta que se enfocan en dar educación técnica, herramientas y valores a jóvenes en condiciones de vulnerabilidad social en entornos en los cuales pobreza, desempleo, violencia, discriminación y desigualdad no permiten un desarrollo personal ni profesional óptimo.

Esta organización ha llegado a México este 2016 para probar su modelo llamado Curso de Capacitación en Cocina que está viviendo su primera edición en el Instituto Gastrónomico Corbuse de Coacalco en el Estado de México.

Ella dice que Alejandro de la Peña de Grupo Son es uno de los responsables de que este organismo pueda ser realidad en México y también cuenta que han recibido apoyo de muchos chefs y organismos públicos y privados desde que empezaron y que continúan en la búsqueda de alianzas para hacer crecer la iniciativa.

¿Cómo funciona Gastromotiva?

El 9 de mayo comenzó el primer programa piloto de estas capacitaciones con 28 chicos que se inscribieron gracias al contacto con organizaciones sociales, gubernamentales, proyectos de bancos de alimentos y comedores comunitarios. Muchas manos se van sumando.

Durante alrededor de cuatro meses estos muchachos irán a clases para aprender sobre una base de tres pilares de desarrollo: el primero se focaliza en técnicas básicas de cocina que les permitirá conseguir un trabajo como ayudantes en estos espacios; el segundo se centra en que conozcan conceptos de ecogastronomía y Slow Food; y el tercero se interesa en que sean mejores ciudadanos y personas para lo que cuentan con psicólogos y educadores que les hablan de temas como derechos humanos, liderazgo y trabajo en equipo.

Para graduarse, cada alumno deberá realizar Trabajo de Acción en las Comunidades y llevar a sus colonias cursos enfocados en temas que ayuden a su entorno. Algunos de los que dan en Brasil se enfocan en alimentación infantil y prevención de enfermedades como la diabetes.

Al finalizar, se les dará empleo en alguno de los restaurantes de los chefs que apoyan la iniciativa en nuestro país como Enrique Olvera, Jorge Vallejo, Elena Reygadas, Josefina Santacruz, Tomás Bermúdez, Antonio de Livier y Eduardo García. El desempeño de cada egresado dependerá de sus propias capacidades y se les contrata con prestaciones de ley para fomentar prácticas laborales justas.

Modelo adaptado a su realidad

El modelo seguirá tropicalizándose sobre la marcha. Una de las adecuaciones es que se agregará un módulo de cocina mexicana de cinco clases que irán desde lo prehispánico hasta la actualidad. Ricardo Muñoz Zurita es quien les está ayudando en esta tarea. Otro cambio que están realizando es que las recetas que enseñen deberán ser parte de la cultura alimentaria mexicana.

Stephanie definió a la gastronomía social como la forma en que utilizamos la comida y el cocinar como agentes de transformación, creando puentes entre realidades sociales distintas y colaboraciones con el mercado restaurantero, con políticas públicas y la sociedad en general.

En Brasil, de 2006 a la fecha, Gastromotiva ha graduado a más de dos mil personas con ese programa y tienen un 80% de empleabilidad. En México el reto para este año es graduar a 120 alumnos. “Nuestro objetivo principal es que la gente pueda entender el poder de transformación que tiene la cocina”, declara Stephanie.

No es dar caridad sino trabajo

Ella recuerda que fue Urideia Andrade la primera alumna de Hertz en Gastromotiva, que empezó con cinco personas en la cocina de la casa de este cocinero y empresario. Esta muchacha vivía en las favelas y su vida cambió gracias a que alguien decidió generar oportunidades en lugar de cerrar los ojos y ser indiferente. No se trata de dar caridad sino de tener interés por otros seres humanos. La cocina nunca debería desligarse de su sentido comunitario y de bien social.

Si conoces a alguien interesado en inscribirse como alumno, cuando termine esta primera capacitación se hará otra. Esa persona deberá comprobar que su familia o ella misma no tiene los recursos para pagar una escuela de cocina. Debe tener de 18 a 35 años, ser apasionado de este oficio y querer trabajar en un restaurante.

Gastromotiva es un buen ejemplo de ese proverbio que dice “regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida” así que si sabes de restaurantes, cocineros, empresas y personas interesadas en apoyar, corre la voz.

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Más información:

Página web: gastromotiva.org

Facebook: gastromotiva

Agradecemos a Gastromotiva y Astrid Sánchez su apoyo para esta nota.

Autor

  • Periodista y editora. Cultura alimentaria y perspectiva social. El mezcal es mi pastor. Me gusta lo cotidiano extraordinario y compartirlo en historias. Cuéntame, ¿qué te interesaría leer en este blog?

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