Cocinar para el alma, tortillas ceremoniales de los ñha-ñhus
Consuelo Venancio es originaria de Delgado, Comonfort. Ella es una mujer ñha-ñhu y se ha dado a la tarea desde hace 10 años de difundir y enseñar cómo son sus comidas originarias con otras cocineras y el apoyo del señor Hugo Hernández, promotor de su comunidad.
Prefieren usar el mensaje del orgullo para conservar sus raíces. Consuelo habla del valor de las tortillas ceremoniales de maíz, que son ejemplo de simbolismo y amor.
Valor por lo originario, tortillas ceremoniales y más
Esta mujer dijo que muchas personas en Delgado aún tienen temor de decir que son ñha-ñhu o que hablan su lengua pues piensan que nadie les va a hacer caso y que es más valioso lo extranjero. “Aunque vivimos en una comunidad rural sin infraestructura, pobreza y discriminación vemos con tristeza cómo los habitantes se avergüenzan de lo que son. Pero, para nosotros es un orgullo decir ‘yo cocino en mi fogón de piedra’”, agrega.
Ella cuenta que prepara sopa de ejote, sopa de tortilla y torta de chapulines. Hace caldo y cecina con huilota, que es una ave parecida a la paloma pero más pequeña que se come “para purificar el alma y que ésta se hiciera guerrera”. También este animal se le da asado a los niños “para que se hagan fuertes y con valor”. Con orgullo, opinó que son más nutritivos y ricos sus platillos que las sopas instantáneas. No cree que solo se deba comer carne o que sea lo más valioso en la mesa.
“Vi llorando a mi mamá porque no alcanzaba el gasto para darnos una comida buena o porque en la milpa no se había dado ni el maíz ni el frijol, pero más veces la vi alegre preparando tamales para el altar de muertos, buñuelos para dar gracias al Niño Jesús por su nacimiento o al ver cómo tan contenta preparaba las tortillas ceremoniales para ponerlas en el cruce de la fiesta del Señor San Isidro. Todo eso me llevó a mí a hacer esto que hago hoy”, narra.
Ser ñha-ñhu y las tortillas ceremoniales
En las comunidades indígenas cada actividad de cada miembro es parte de un balance equitativo. Consuelo explica que ser mujer ñha-ñhu es “estar con los hijos y trabajar en conjunto con la familia para luchar por un mejor porvenir”, así como “creer en su esencia y su alimento y maíz sin avergonzarse de su cultura y sobre todo, nunca perder su esencia de mujer”. El valor del amor y respeto por la naturaleza es algo cotidiano para ellos. Ser ñha-ñhu es ser parte de un equilibrio con su entorno, explica.
Esos hermosos discos con diversas formas pintadas en tonos morados intensos, no buscan un fin simplemente estético u ornamental. La tortilla va más allá de ser una ceremonia, expresa el sentir de cada familia. Los ñha-ñhu tienen sus propios rituales, festejan a sus deidades mediante estos círculos plasmados con un sello de agradecimiento.
Ella agrega que en su cultura todo se agradece: “a su madre la naturaleza, al viento, al sol, la lluvia y el aire que respiran”. Esa forma de decir “gracias” se plasma en troqueles de madera que son una herencia que se da de generación en generación.
Moldes de las tortillas ceremoniales, historias de familia
Aunque no sabe desde cuando se elaboran estas tortillas, esta mujer de edad incalculable y sonrisa cálida comparte que su molde, que tiene la Santa Cruz al centro, fue un sello de su bisabuela que se lo heredó a su abuela y ella a su vez se lo dio a su mamá, quien falleció a los 83 años y le dejó este objeto tan preciado.
También cuenta de otro sello más con una historia que conmovió a más de uno por su emotividad y puedes escucharla en este audio:
Un documental sobre las tortillas ceremoniales
El director mexicano Diego Andrade realizó el documental Mayo, que se presentó en el Festival Ambulante en 2014, para mostrar esta bella historia.
En este video del Centro de las Artes de Guanajuato puedes observar más testimonios y cómo se elaboran las tortillas ceremoniales:
Tradición e historias
Consuelo recuerda que le contaron que en la época de los cristeros se escondieron estos artefactos tan especiales y que, clandestinamente, se repartían las tortillas ceremoniales que se elaboraban con ellos en las orillas de los caminos, a escondidas y en servilletas.
“Hay alimentos que satisfacen tu organismo pero hay alimentos que satisfacen tu alma y la tortilla ceremonial es uno de ellos” dice Consuelo Venancio Mesita. Escucharla hablar conmueve, y enseña, una vez más, que la cocina indígena tiene su propia cosmovisión y otras motivaciones más allá del simple acto de comer o compartir los alimentos.
Esta cocinera también dice más de su cocina y cultura en una entrevista exclusiva que puedes escuchar en Consuelo Venancio, la cocina ñha-ñhu como un mensaje de amor y valoración. La cocina no es un cúmulo de ingredientes y recetas. Es herencia, patrimonio e identidad.
Agradecemos al equipo organizador de las Jornadas de Reflexión en la Escuela de Gastronomía y del Diplomado Cocinas y Cultura de México de la ENAH.