Álamos ¿Quién dijo que Sonora solo es desierto?
Muchos habitantes del centro del país imaginamos el norte como un lugar desértico y caluroso; sin embargo, Sonora levanta la mano con el Pueblo Mágico Álamos para cambiar por completo nuestra perspectiva.
Este bello pueblo tuvo su origen en 1683, cuando comenzaron a explotarse las minas de plata y oro que se descubrieron en la zona. En realidad, Álamos fue la primera población considerada como ciudad en Sonora y llegó a ser la capital del Estado de Occidente. Mantenía unidos a Sonora, Sinaloa y las Bajas Californias.
El legado y la riqueza de su pasado minero se respiran en cada una de sus coloniales calles.
¿Qué hacer en el Pueblo Mágico Álamos?
Primero lo primero: el Pueblo Mágico Álamos es conocido por dos motivos: por ser la cuna de María Félix y por abarcar el Área Natural Protegida de la Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui. Además, claro de la belleza arquitectónica que remonta a tiempos coloniales.
Por ello no debes dejar de visitar la casa de “La Doña” que ahora es un museo ubicado en la calle Galeana 41. Este icónico lugar ha sido convertido en un opulento lugar que conserva prendas, fotografías y recuerdos de aquella mujer que llevara el temple y carácter de la mujer mexicana por todo el mundo.
Como parte del deleite arquitectónico, tu recorrido también debe incluir una visita al Templo de la Purísima Concepción. Esta joya que impacta con su estilo barroco es el preámbulo perfecto para continuar tu paseo en el Museo Costumbrista de Sonora.
Este museo posee una construcción que data del siglo XVIII. El principal objetivo de este lugar es mostrar la historia del pueblo y sus habitantes. Como su nombre lo indica, sus paredes albergan objetos de uso común que evidencian las costumbres de sus habitantes a lo largo del tiempo.
Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui
Después del recorrido histórico y cultural obligado, viene el magnífico ecoturismo. Aventura, diversidad, paisajes y adrenalina que todos necesitamos de vez en cuando. Ya sabes, un shot de vida que nos aliente a seguir con el rutinario empleo.
Esta reserva posee 92 mil hectáreas que sirven de hogar a más de mil especies de plantas y hasta quinientas especies de animales vertebrados. Entre ellos se encuentra el puma, el ocelote tigrillo, la guacamaya verde, el jaguar, el búho enano y la víbora de cascabel de Saye. Sin duda, un paraíso para los amantes de la paz y la naturaleza.
Quizá no veas todas esas maravillas animales mientras caminas por sus senderos o contemplas la majestuosidad de su río; sin embargo, lleva tu cámara y tus sentidos listos por si algún curioso ejemplar cruza el camino.
Como te darás cuenta, el norte tiene mucho que ofrecer y este pueblo es una gran opción para iniciar tu descubrimiento.
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