Leticia Pérez y Bodegas Ontañón, vinos riojanos que unen tradición y vanguardia

Leticia Pérez de Bodehas Ontañón | Foto: Mariana Castillo

Leticia Pérez de Bodehas Ontañón | Foto: Mariana Castillo

Al elegir qué vino beber se confía casi ciegamente en alguna etiqueta de la Rioja, una de las regiones vinícolas españolas más conocidas en México. Pero, ¿qué tanto sabemos de las historias de las familias que hoy en día mantienen el nombre de esa Denominación de Origen en alto?

Leticia Pérez Cuevas es tercera generación de una familia apasionada por el vino y parte de la nueva ola de Bodegas Ontañón, fundada hace 25 años.

Esta mujer sonriente y cálida irradia una chispa especial al contar más sobre su relación con el vino, su familia y su lugar de origen, Quel, ciudad ubicada en la Rioja Baja.

Ella es ingeniera en telecomunicaciones de profesión y trabajó en la Agencia Espacial Europea. Ese organismo decidió celebrar los logros del proyecto Herschel- Planck (que estudia la radiación de las microondas cósmicas) con la etiqueta Reserva 2004, con 95 por ciento tempranillo y 5 por ciento graciano de su bodega familiar, lo cual llenó de orgullo a esta científica y apasionada de la vid.

Al platicar con ella sobre las mujeres en el universo del vino contó que aún hasta los noventa estaba casi prohibido que las féminas elaboraran esta bebida pues había mitos como el de que el periodo menstrual los desestabilizaba.

“Es muy positivo que la mujer ahora le ha dado un toque diferente, que ya no tiene el mismo secretismo. La creencia en general de que es un mundo muy de hombres cambia poco a poco”, expresó.

El pasado para recordar

Su abuelo Goyo era cazador y, entre liebres y perdices, buscaba la proteína para comer. Después de la guerra cada quien se las arregló como pudo; así que, como él tenía parcelas de vid, cultivaba y vendimiaba lo de otras personas, y guardaba vino para su auto consumo.

Ella contó que en ese entonces cuando se iba al monte se subían cántaras de 16 litros los lunes y bajaban el viernes con este barrilete vacío, pues el vino para ellos era alimento: se usaba para cocinar, se bebía y se comía con pan y azúcar.

Fue su padre, Gabriel Pérez, quien decidió fundar la bodega años después. Inicialmente, elaboraban y vendían su vino a la Rioja Alta, pero decidieron creer en el valor de su zona y vender sus etiquetas en la década de 1970.

Él conoció al artista Miguel Ángel Sainz quien logró que Ontañón se caracterizara por la simbiosis del vino y el arte gracias a la colección mitológica relacionada con el vino, con personajes como Dionisio, Baco, Perséfone, Ganimedes, entre otros.

A sugerencia de la madre de Leticia, la Bodega-Museo en Logroño con estas obras de arte se abrió al público en los ochenta cuando nadie en la zona abría esta posibilidad turística y hoy en día es un punto obligado en la ruta enoturística de esa región.

Este hecho explica la frase que se lee en su logotipo: “Pasión por la viña, pasión por el vino, pasión por el arte”. Hoy en día se realizan eventos artísticos como conciertos, presentaciones de discos, exposiciones de pintura y más para ser un espacio de creación y goce.

En opinión de Leticia, abrirse al público ayudó a comenzar una democratización en el sector del vino que a veces puede parecer estricto o lejano para el consumidor por su terminología y especialización.

La búsqueda por mejorar día a día

Actualmente, en Bodegas Ontañón se cultivan uvas Tempranillo, Garnacha, Graciano y Mazuelo, en un total de 250 hectáreas de viñedo, con una premisa: aprovechar las nuevas técnicas sin olvidar la tradición. Su hermano Rubén Pérez es el enólogo de la bodega.

“Hay nuevas oleadas de gente joven que regresa al campo sin olvidar de dónde se viene y se busca mejorar la forma de hacer vino”, aseguró Leticia.

Estar en la Rioja es una ventaja pero también un compromiso que exige a sus bodegas varios filtros de calidad. “Da una garantía de calidad para el consumidor”, agregó.

En la bodega se realiza investigación y se aprovecha la tecnología para hacer proyecciones futuras de rendimiento  y eficiencia con fotos satelitales de los viñedos, entre otros recursos.

Pero, aún con todos esos avances, Leticia enfatizó la importancia de que la gente debe, ante todo, disfrutar cuando bebe un vino y pasarla bien. “El buen vino es el que te invita a seguir bebiéndolo”, opinó.

“En mi casa la botella se abre cuando se cocina. Es siempre un disfrute y no bebemos sólo nuestros vinos, probamos para saber lo que hace otra gente y acompañamos la comida y la sobremesa”, compartió Leticia.

Confesó que la paella es el platillo familiar de los domingos en su casa. Otros favoritos en la mesa de los Pérez Cuevas son los hongos boletus: tienen la costumbre de ir por ellos y cocinarlos.

Si vas a Quel no dejes de visitar Bodegas Ontañón pues seguro será un paseo inolvidable lleno de historia.

También te recomiendo las tres etiquetas que probé en la comida maridaje en Kaah Siis, que podrían ser un excelente regalo navideño.

Más información:

Página web: www.ontanon.es

Facebook: bodegasontanon

Twitter: @ontanonbodegas

Agradecemos a Leticia Pérez de Bodegas Ontañón, a Bodegas de vino, a Crónicas del Sabor y al restaurante Kaah Siis

Autor

  • Periodista y editora. Cultura alimentaria y perspectiva social. El mezcal es mi pastor. Me gusta lo cotidiano extraordinario y compartirlo en historias. Cuéntame, ¿qué te interesaría leer en este blog?

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