Dopaje genético, una nueva manera de hacer trampa en el deporte

Imagina la escena del Capitán América cuando Steve Rogers (Chris Evans) es modificado con una reescritura de su código genético para pasar de un alfeñique a un súper hombre. Parece una fantasía que se quedaría por mucho tiempo en la ciencia ficción. Sin embargo, esta idea es cada vez más probable y las agencias antidopaje ya trabajan para evitar una posible nueva generación de dopaje genético.

Detectar el dopaje genético

Estamos acostumbrados a ver trampa en todo aspecto de nuestra vida: en exámenes, elecciones políticas y no se diga en el mundo deportivo con el uso de sustancias, hormonas de crecimiento o los más básicos como desinflar balones o mojar el césped.

Sin embargo, el caso que sirvió como preámbulo para el dopaje genético ocurrió a finales de la década de los 90. Algunos ciclistas que participaron en el Tour de Francia fueron sorprendidos inyectándose eritropoyetina (EPO), que causa un incremento en la producción de células rojas y por ende, una mayor resistencia al ejercicio físico.

Debido a que cada día parece asombrarnos más cómo es utilizada la tecnología para hacer trampa o “tomar ligeros atajos”, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) está abriendo su radar de vigilancia al campo genético.

La agencia ya ha creado un grupo de expertos para vigilar el dopaje genético y las prohibiciones descritas en la lista más reciente precisan que no se permitirá el uso de células normales o genéticamente modificadas ni la transferencia de polímeros de ácidos nucleicos o análogos de ácido nucleicos.

Con este nuevo brazo en la agencia, se espera encontrar la manera para detectar el uso de dopaje genético. Sin embargo, debido a que se trata de alterar códigos dentro de nuestro cuerpo, es muy difícil de identificar.

Incluso tras conocer la secuencia del genoma humano, es mucha información como para hilar puntos entre los genes y sus habilidades atléticas.

La Agencia Mundial Antidopaje creó un área para estudiar y detectar dopaje genético a futuro.

 Dopaje genético en ratones de laboratorio

En 1999, un grupo de científicos en Harvard modificó genéticamente el gen IGF-1 de un ratón. De esta manera aumentaron los niveles de la proteína miostatina y el roedor, al que se apodó “Ratón Schwarzenegger”, obtuvo 30% más de masa muscular.

Cinco años después, investigadores del Instituto Salk de Estudios Biológicos encontraron el gen PPAR-Delta, mediante el cual pudieron alterar el rendimiento físico de un ratón. El roedor podía correr el doble de distancia y resistir el doble que un ratón regular.

Estos experimentos aún no se prueban en humanos, pero la WADA ya trabaja para vigilar alteraciones a futuro e investigar efectos secundarios de la modificación genética que pudieran afectar al paciente.

Terapia genética

Una investigación en el campo de la reescritura de códigos genéticos es la terapia genética, con la cual se modifica a una persona que está en crecimiento y, aunque no son cambios permanentes en la genética, sí pueden alterarla.

“Los genes son los ladrillos de la herencia. Pasan de padres a hijos y contienen las instrucciones para producir proteínas. Si los genes no producen las proteínas o no lo hacen correctamente, un niño puede tener un trastorno genético”, precisa información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Mediante la terapia genética, una técnica experimental, se utilizan genes para intentar prevenir enfermedades.

Mientras esta técnica experimental tiene como función ayudar a sanar al humano, lo que la WADA pretende evitar es que se utilicen los principios de esta ciencia para modificar atletas y darles ventaja en una competencia.

 

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