Carne sintética, la receta que podría salvar el planeta
Ambientalistas y desarrolladores creen haber encontrado en la carne sintética la clave para combatir los problemas de demanda alimenticia a futuro y de la contaminación debido a la ganadería. Su receta secreta va más allá de ser una técnica culinaria, se encuentra en un laboratorio, donde, a partir de células madre y sin la necesidad de matar un animal, la carne es creada.
La carne sintética o carne cultivada podría llegar al mercado en los próximos años. Con una muestra de tejido muscular se podría generar la carne que se obtendría sacrificando 10,000 vacas.
Carne sintética
El vicepresidente de una empresa en el rubro llamada Memphis Meats, Eric Schulze, detalló que también reducirían tiempos, pues la producción que obtendrían por una vaca que tardó 18 meses en criarse, puede conseguirse en dos semanas en un laboratorio.
Esta masiva producción a partir de un tejido muscular podría ser la respuesta que ambientalistas buscaban para poner fin a la industria de la ganadería que, en la actualidad, es el sector que genera más gases de invernadero (por encima de los automóviles) y utiliza más de la mitad del terreno cultivable y una gran parte del agua fresca en el planeta.
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¿De qué se trata la carne sintética?
Todo empezó en 2013 con una “Frankenburger”, la primera hamburguesa creada a partir de carne cultivada en un laboratorio por el biólogo vascular de la Universidad de Maastricht, Holanda, Mark Post.
Para el proceso se toman células del tejido muscular de animales vivos (sin sacrificarlos), después inicia el proceso de cultivao mediante el cual se multiplican las células para colocarse en un disco de crecimiento.
Las células se organizan como un músculo y para conseguir el tono de un músculo real, se somete a estimulación eléctrica.
El objetivo de la carne sintética es ofrecer un producto limpio, mejor para la salud, el medio ambiente y sin tener que sacrificar animales.
¿El final para la ganadería?
Durante su presentación en el Instituto Americano de Conferencias, Schulze explicó que criar un animal para sacrificarlo tomaría alrededor de 18 meses más los gastos de alimentación y mantenimiento que además han mermado los recursos naturales del planeta.
“Tradicionalmente, por un animal de alrededor de 540 kilos se demoraría 18 meses y solo se obtendrían 200 kilos”, dijo.
En contraste, si se utilizan nutrientes como azúcar, vitaminas y minerales, en lugar de 18 meses, se tomaría menos de dos semanas en producir la misma cantidad de carne cultivando células madre, aseguró.
“Con la demanda de carne creciendo tan rápido, no habrá suficientes recursos para alimentar al planeta. Necesitamos cambiar completamente la manera en la que la carne llega a la mesa”, declaró el cofundador de la empresa, Uma Valeti.
El proyecto de Memphis Meats ha recibido inversiones de Tyson Foods (la productora de carne más grande en el mundo), Bill Gates y Richard Branson.
Si todo marcha de acuerdo al plan, los productos de Memphis Meats saldrían al mercado norteamericano en 2021 o antes.
El futuro está en la genética
Para el cofundador de la empresa True West Ventura, Tim West, el futuro de la industria alimentaria está en la genética con la creación de superalimentos y supersemillas.
“La industria alimentaria ha visto que tiene un papel crucial en la creación de alimentos más saludables. Por lo mismo, ya invierte en tecnologías que ayuden al desarrollo de nuevos productos alimenticios”, dijo West.
La organización One Green Planet ha recalcado la urgencia de buscar nuevas soluciones alimenticias, pues al paso que vamos, en 2050 requeriremos otro planeta para que la industria de la ganadería pueda abastecernos.
En la actualidad, más de la mitad de la tierra cultivable y la mayoría de nuestra agua se destina a la industria de la ganadería.
Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), 18% del gas invernadero en el planeta es generado por el sector ganadero, 65% del óxido nitroso (que tiene 296 veces el potencial de calentamiento global) proviene del estiércol, 37% del gas metano se genera en el sistema digestivo del ganado y 64% del amoniaco, que contribuye a la lluvia ácida, también proviene de dicha industria.
Opiniones divididas en torno a la carne sintética
Con una precisión quirúrgica, un chef coloca los últimos toques a un exquisito pollo frito sureño, mientras sirve a la mesa un platillo de pato a la naranja ante un grupo de degustadores que califican el resultado final como delicioso.
En el video promocional de 1:30 minutos, Memphis Meat celebra las críticas positivas de 25 comensales que aseguran que el pollo sintético que se les dio a probar, realmente sabía a pollo.
Sin embargo, no todo el recibimiento para esta iniciativa ha sido bueno.
Aunque el producto sintético no ha salido todavía al mercado, ya resienten sus primeros golpes por la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos (USCA), la cual ha demostrado que peleará ante una amenazante competencia.
En días pasados, la USCA presentó una petición de 15 páginas al Departamento de Agricultura de Estados Unidos para exigir que las empresas que pretenden sacar a la venta carne sintética no puedan describir su producto como “carne”.
En su comunicado, la USCA demanda que el término “carne” solo se utilice para describir al producto que proviene de sacrificar un animal, a fin de no confundir al consumidor.
Mientras que, para los consumidores, la carne sintética no se ha popularizado tanto ni ha sido aceptada del todo por la sociedad.
En una encuesta realizada mediante Amazon Mechanical Turk, por PLOS One, se reveló que aunque 65% de la gente estaría dispuesta a probarla, la mayoría contestó que no es un producto que consideren consumir regularmente.
Lo que genera mayor desconfianza a la gente es si la carne mantendrá un buen sabor, sobre todo en carne como pescado o pollo.
La industria actual
Sin embargo, en la actual industria también existen opiniones sobre la manera en la que se produce el alimento. La periodista y escritora Soledad Barruti aborda el tema de las granjas avícolas donde los mismos criadores evitan comer el pollo que producen.
En su libro Malcomidos, Barruti aborda el tema de la industria criadora de pollos con base en testimonios recogidos de criadores avícolas que explican que en sus granjas ven pollos que siempre andan semienfermos, con mal olor y una vez transformados en carne, no tenían gusto a nada.
Los criadores se planteaban la duda sobre la comida que les daban a sus animales, pues además engordar, querían saber para qué más servía y por qué debían suministrarles tantos medicamentos.
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¿Te animarías a probar la carne sintética?