Ese helado de coco en Tlacotalpan
Ese helado de coco de Tlacotalpan fue maravilloso. Armando Vergara Mendiola lo vende en su bicicleta, es el único sabor que ofrece. Hay varios que tienen de jobo y otros más que buscan intentar calmar el calor, pero el de este simpático y atento señor es de los más ricos que he comido (otro fue el del señor Inés en Valladolid, Yucatán).
Y es que el coco es sabor costero, es identidad de los que viven a ras de las olas y con las palmeras. Se le hacen sones y se aprovecha para torito, cocada, paleta helada o agua. Es lo que Armando volvió un postre especial: coloca en un vasito un poco del helado de coco y encima dulce de coco tostado y rallado, que se ve rojo porque lo pinta con colorante “para que sea más bonito”.
Tiene 27 años haciendo estas delicias. Deambula por esa ciudad de colores y música en su vehículo azul y amarillo. “No vengan cuando es la fiesta de la Candelaria. Bueno, es famosa y hay cosas que están bien pero lo mejor es poder disfrutar de Tlacotalpan cuando está más tranquilo”, sugirió.
Las fotos de Juanga
En su carrito tiene una foto de Juan Gabriel autografiada. Es su joya. Es fanático del cantante. Explica que se la firmó cuando Juanga visitó este destino veracruzano. Añadió que además tiene dos acetatos, también con autógrafo: uno cuando “El divo de Juárez” era joven, otro que hizo a dueto con Rocío Durcal. Piensa preguntar cuánto le darían por ellos en la Ciudad de México. Sabe que pueden ser valuados en una buena cantidad. “Murió para que naciera otra gran compositor”, agregó.
Cuando vayas a Tlacotalpan busca a Armando y prueba ese manjar. Ese sabor tlacotalpeño es especial y económico. Puede acabarse en un santiamén mientras se camina por el Templo de San Cristóbal y la Candelaria (que estos días están repletos de fieles y turistas), pero perdurará en tu memoria no solo por su sabor sino por el contexto en el cual este postre se disfruta.
Cierra los ojos y esta canción de Son de Madera es como un bocado de este gélido placer del helado de coco en Tlacotalpan, es como observar el atardecer desde el malecón, con la esencia del Sotavento y la sensación de la piel pegajosa pero el corazón alegre.
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2 Comentarios
Combinación perfecta, hasta por un momento me imagine sentada en una banca de la plaza del pueblo, degustando el helado yescuchando la musica. Gracias
Gracias por leernos, Rocío. ¡Qué alegría saber que te transportamos al bello Tlacotalpan! 🙂