Acuérdate de Acapulco, un viaje para el reencuentro

Acuérdate de Acapulco

Acuérdate de Acapulco

Vuelan en La Quebrada las gaviotas,

pañuelos blancos que dicen adiós,

y en el sutil encaje de la costa

te dejé para siempre el corazón.

Acapulqueña, linda acapulqueña.

Acapulqueña de José Agustín Ramírez.

Todo destino tiene sus rincones lejanos a la oferta turística común. Acapulco tiene ese lado distinto a la zona Diamante, a los hoteles de siempre y a un entretenimiento para viajeros que buscan otras facetas de esta playa.

Es verdad que en el mar la vida es más sabrosa. Recuerdo con cariño las vacaciones familiares recurrentes en esta playa, los paseos en altamar (aquellos en el barco ambientado como pirata), el pescado a la talla en Barra Vieja y hasta los rescates de gatos callejeros con mi hermana.

Pero además de ese valor nostálgico, Acapulco tiene una historia propia que se cuenta a través del tiempo, que ha cambiado y que continúa en ese vaivén como el de sus olas e inolvidables atardeceres.

Pasado y la importancia de las rutas comerciales

El preclásico es la época de la que más se sabe sobre la arqueología de Guerrero. La costa en las cercanías de Acapulco, podría ser el lugar donde se fabricó la cerámica más antigua de Mesoamérica, aseguró Paul Schmidt Schoenberg en su texto La época prehispánica de Guerrero en la revista Arqueología Mexicana. Él agregó que el investigador Charles F. Brush encontró en Puerto Marqués la cerámica Pox que al parecer fue fabricada por grupos que vivían de la explotación de recursos marinos en el 2300 a.C.

El primer europeo que llegó a Acapulco fue Fernando Chico el 13 de diciembre de 1521 y la nombró Santa Lucía, en conmemoración de una fiesta típica en España Pero el hito que volvió célebre y estratégico a Acapulco desde antes de que acostumbráramos ir de vacaciones de verano, fue la llegada del Galeón de Manila o la Nao de China, que era el nombre de la ruta comercial que conectaba al reino español con las riquezas asiáticas a través de la Nueva España.

La corona de España impulsó varias travesías con el fin de encontrar la ruta de las especias, pero Miguel López de Legazpi y su expedición encontraron exitosamente la ruta del tornaviaje. Legazpi ordenó a Felipe de Salcedo y fray Andrés de Urdaneta partir hacia el puerto de Acapulco, quienes iniciaron la ruta el 8 de octubre de 1565 y arribaron para iniciar intercambios comerciales que durarían alrededor de 250 años.

Épocas doradas como destino turístico

Acapulco tuvo años gloriosos en la década de los cuarenta y era el destino que muchos deseaban estar. Orson Welles realizó ahí su filme La dama de Shangai en 1947, en el que un marinero irlandés, el personaje principal, se envuelve en una trama de intrigas y asesinatos. En 1957 el presidente Kennedy se casó por el civil con su Jacqueline Bouvier. En 1963 Richard Thorpe dirigió la película El ídolo de Acapulco que fue protagonizada por Elvis Presley quien interpretó el personaje de Mickey Windgren, un trapecista que tiene temor a las alturas por culpa de un accidente y comienza a trabajar en un hotel acapulqueño como cantante.

Estrellas de Hollywood como Elizabeth Taylor y Sofía Loren mostraban sus esculturales cuerpos en sus playas. El Jet set deseaba estar en esas aguas y arenas, ser vistos y ser fotografiados. Agustín Lara le cantó a su en ese entonces amada María Félix la emblemática María Bonita (o Acuérdate de Acapulco) de la que conocemos sus románticas estrofas (y que es parte de las 5 canciones sobre Acapulco que te recomiendo escuchar).

De los cincuentas a los ochentas, Acapulco vivió un crecimiento acelerado y vio la llegada de grandes resorts, condominios de lujo y casas playeras. Como un sube y baja, ha tenido momentos de bonanza, otros de ajustes, unos más afortunados que otros.

Nuevas vivencias

Ahora se viven otros tiempos en el puerto y el estado, algunos más dulces, otros más amargos, pero sigue siendo un sitio al cual podemos volver para conectarnos con él, redescubrirlo y redefinirlo, disfrutarlo desde diferentes perspectivas y rincones.

“La quebrada”, ese despeñadero de 45 metros en el que clavadistas desde los nueve años se juegan la vida, sigue siendo una de las mayores atracciones del puerto desde 1934. Genaro contó que lleva 15 años en los clavados y que él y sus compañeros practican, se preparan y se lanzan. Aseguró que no hay nada que pensar en ese momento. Salen y los aplausos se escuchan, el suspenso de los que observamos, desde el mirador o los yates estacionados, va de la emoción a la angustia franca.

Con Susanna y Eduardo Palazuelos, y en el marco del ambiente espectacular de la Casa de laguna, ubicada en la laguna de Tres Palos, supe que la comida guerrerense era aún más deliciosa de lo que yo había conocido pues probé el caldo de cuatete, las mojarritas fritas, el chilate, las tortitas de huauzontles gratinadas en salsa verde y los tamales de chipilín con pollo, la manzana de coco y otros sabores más.

En este sitio podrás nadar y organizar cualquier evento especial y la laguna que lo aloja es una zona natural de agua dulce y hogar de muchas especies de flora y fauna, sobre todo, de una gran diversidad de aves, como las garzas. Desemboca en el Océano Pacífico y se localiza a 30 kilómetros al sureste del Centro de Acapulco, entre Puerto Marqués y el Aeropuerto Internacional, y se puede recorrer en lancha para apreciar su belleza natural.

Más recomendaciones

En el restaurante Zibu varios cómplices de esta experiencia acapulqueña, cenamos un menú de cocina actual creado por Eduardo, que mezcla sabores y platillos de Asia y México, como el taco de jaiba suave que es ahora inolvidable para nosotros. Después, él nos llevó en un yate que salió de Punta Sirena, un espacio con una vista espectacular con muelle y espacio para eventos sociales en Brisas del Márquez. Sobre las olas devoramos diversos manjares marinos como la jaiba gratinada y ceviches de pescado y camarón con una cerveza, sin que sintiéramos el pasar de las horas. Ahí compartimos el atardecer, una luna grande y roja y tantas estrellas que era bueno pedir deseos.

Este tipo de paseos marítimos son recomendables para apreciar esa zona residencial, así como para ver playas famosas como Caleta y Caletilla, los diferentes clubs de playa y los edificios y las diferencias arquitectónicas entre ellos por épocas. Algunas personas detienen el navío y bajan a nadar a Palmitas donde hay aguas bajas para refrescarse del calor y un paisaje paradisiaco.

Para hospedarse, hay hoteles como el Boca Chica de Grupo Habita, que recupera ese ambiente de los cincuentas con un espacio muy chic para hospedarse y un spa para relajarse y apapacharse; o El Encanto con un diseño más contemporáneo, que integra la naturaleza local en la construcción y zonas de asoleaderos y alberca muy disfrutables.

Otras historias guerrerenses

También conocí Chilapa, ciudad a casi dos horas de Acapulco, con sabores tradicionales de Guerrero que junto con el Tianguis de Chilapa, amplían la variedad con platillos como la gallina galantina, el Bien me sabes, la sopa de pan o sopa de novios y hasta insectos como los xumilines.

Así volví a construir otras historias acapulqueñas, como la que una vez hiciera en forma de canción el compositor José Agustín Ramírez que abre este texto. La mar está ahí desde otros años, tan honda, que a veces sólo con mirarla inspira, renueva y anima a viajar tanto como su inmensidad.

¿Dónde están los lugares sugeridos?

1. La quebrada

Avenida Adolfo López Mateos s/n, Barrio 3 Pocitos, Acapulco

2. Casa de la laguna

Domicilio Conocido s/n, El Bejuco, Acapulco / Facebook: Casa-de-La-Laguna 

3. Restaurante Zibu

Avenida Escenica s/n, Acapulco / Facebook: Zibuacapulco

4. Punta sirena

Navegantes, Brisas del Márquez, Acapulco.

Agradecemos a Susanna y Eduardo Palazuelos, Culinaria Mexicana su apoyo para la realización de esta nota.

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Autor

  • Periodista y editora. Cultura alimentaria y perspectiva social. El mezcal es mi pastor. Me gusta lo cotidiano extraordinario y compartirlo en historias. Cuéntame, ¿qué te interesaría leer en este blog?

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