Gimnasio Lupita, un lugar hecho de sueños y sudor

Gimnasio Lupita

¿Te imaginas cuántos boxeadores han pasado por este lugar en más de 50 años? ¿Cuántos sueños, cuántas lágrimas, cuánto sudor y cuánta sangre acompañan a cada nuevo integrante que decide comenzar su entrenamiento en el icónico Gimnasio Lupita?

Bueno, pues me di una vuelta por este lugar incrustado en el paradero de Tacubaya y la sorpresa fue más que grata. Miré el edificio acabado, pero lleno de historia, desconfié un poco, pero al final, me animé a cruzar la calle para concretar mi encuentro con el campeón Antar Sosa.

Gimnasio Lupita

Seres humanos con historia, con sueños, con problemas y con emociones, eso es lo primero que percibo tras subir las escaleras hasta el segundo piso. Antar está entrenando a un par de chicos y una chica (sonrío al ver que una mujer llena de entusiasmo golpea el gran costal, dejando ahí todo lo que la hace ser ella).

Antar me pide que espere un momento y aprovecho para mirar a mi alrededor. No son instalaciones modernas, al contrario, pero es justo eso lo que me estremece y me hace sentir toda esa entrega y pasión que sus asistentes asiduos depositan desde hace más de 50 años.

El entrenamiento termina y los deportistas se notan contentos, realizados y listos para continuar con su día. No son muy expresivos; sin embargo, el cariño, la estima y la pasión se sienten, se admiran en cada gota de sudor mojando sus playeras.

Foto: Fernanda Martínez

 Antar Sosa, sueño, tragedia y destino

Por fin dispongo de unos minutos con Antar, quien hace algunos años fuera una de las grandes promesas del boxeo mexicano. Con tan solo 19 años, Antar se unió a las grandes ligas, al anhelado boxeo profesional. Dejó atrás las caretas y las playeras, para enfrentarse limpiamente con un vendaje que convierte los puños en hierro puro.

Antar comenzó a los 9 años en el Gimnasio Lupita y logró un record de 17 peleas ganadas por knock out, una ganada por decisión y una perdida por decisión. Su futuro era brillante; sin embargo, se vio truncado por un accidente en el 2013 que lo dejaría fuera del ring por el resto de su vida.

“Aún recuerdo cuando entré a la Arena, se abrió la cortina y los reflectores me apuntaron. La gente coreaba mi nombre, estaban ahí para verme. Los nervios y la emoción me invadían. Claro que después del primer golpe el nerviosismo desapareció”

Su narración me pone la piel chinita. El recuerdo provee de un brillo diferente a su mirada y ahí, platicando mientras nos recargamos en las cuerdas de un ring desgastado, comprendo la gran pasión y el amor al boxeo que circula por las venas de Antar.

Hoy, este ganador de los Guantes de Oro en 2010 y subcampeón del Cinturón de Oro en 2011, se dedica a preparar a todo aquel que sueña con seguir sus pasos y, claro, superar sus logros.

Foto: El Financiero

 

Más que un deporte, una oportunidad

“El boxeo es sacrificio y compromiso. Tienes que ser organizado y disciplinado si quieres dedicarte al 100% a este deporte” me cuenta un poco, Antar. “Para la preparación de una pelea yo corría 10 kilómetros diarios, comía puras cosas saludables, no salía, no me desvelaba, estaba entregado al boxeo”

Y después de escucharlo uno entiende por qué es maravilloso dedicarte al box aunque no vayas a ejercerlo de manera profesional. “Acá recibimos niños y niñas de todas las edades con el compromiso de cuidarlos. Muchas veces los papás tienen miedo, pero este es un deporte que cuida y ayuda a forjar mejores personas.”

Así es, no importa si quieres perder peso, si estás en depresión, si quieres agarrar condición, marcar tu cuerpo o convertirte en el próximo Julio César Chávez, el Gimnasio Lupita te recibirá con toda la calidez y compromiso.

La mensualidad es tan solo de $500 pesos y la inscripción en $200. Te prestan el equipo durante las primeras dos semanas y después, tu compromiso es conseguirlo.

El boxeo no forja personas violentas, sino seres humanos empáticos, respetuosos y aferrados a sus sueños.

Foto: Fernanda Martínez

El Gimnasio Lupita vio nacer a figuras como:

Antar no dejó de sonreír durante toda la charla, incluso cuando me contó sobre aquel accidente que truncara su sueño. La alegría de ser parte del Gimnasio Lupita es palpable e incluso contagiosa. Debo confesar que me encantaría poder practicar un poco más este hermoso deporte.

Foto: Fernanda Martínez

No importa cuántos años tengas, cuál sea tu sexo o tu posición económica. En el boxeo todos somos iguales, así que, ¡anímate! No solo te encontrarás con un deporte noble y extraordinario, sino con seres humanos como Antar, que contagian la alegría por vivir y las ganas de perseguir los sueños.

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