Playa Maruata, un rinconcito en Michoacán
Esta Semana Santa emprendí un descubrimiento por las desconocidas playas de Michoacán. Decidí aventurarme con un grupo de expertos para no perderme de nada en este viaje. Así conocí a Emanuel, quién después de 12 horas de camino me mostró Playa Maruata.
Una playa custodiada por dos bellas rocas que no sabes si enmarcan tu campamento o el infinito azul del horizonte.
¿Qué debo saber?
Antes que nada debes saber que en Playa Maruata no hay grandes hoteles ni comodidades. Aquí la gente empaca sus tiendas de campaña, hieleras y anafres para acampar con vista al mar. La arena no sólo acaricia tus pies, sirve de mesa para disfrutar exquisitos platillos.
Si vas en temporada alta, como yo, llega con anticipación, porque la cercanía con Jalisco y Colima hace que los lugares en primera fila se agoten.
En cuanto a comodidades como baños y restaurantes, la realidad es que no hay una gran infraestructura turística. Los lugareños se las arreglan para construir baños con regaderas o inmensos botes para bañarte a jicarazos. Por la comida no te preocupes, que si bien no hay lujosos restaurantes, las señoras de familia tienen un gran sazón para preparar desde huevos a la mexicana hasta langosta.
¿Qué hacer?
Primero que nada desconéctate para reconectarte contigo y el entorno. La falta de internet y señal te recordará los viejos tiempos en los que charlar con amigos o leer un buen libro era suficiente para tener un gran día.
Además, durante las noches el cielo se viste de gala con una de las vistas más espectaculares que haya visto jamás. No alcanza la noche para maravillarte y contar las estrellas.
Maruata, a pesar de ser pequeño, es hermoso y versátil. Puedes tomar una lanchita que comienza por mostrarte una gran roca llamada el Dedo de Dios, un conjunto de piedra que le da vida a una enorme tortuga en medio del mar, unos hermosos jacuzzis naturales para después, dejarte en una playa escondida.
Aquí no hay ruido, no hay restaurantes, no hay camastros, no hay nada más que el sol, la arena, el mar y las aves.
Al regreso podrás admirar a lo lejos la Vieja Maruata y cruzar una cueva natural que elevará tu adrenalina al máximo.
Los tips
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Transporte
La distancia desde la Ciudad de México es larga y la carretera entre montañas está llena de curvas por lo que te recomiendo ir en auto o contratar algún tour. Además, el recorrido hacia otras playas es prolongado, así que opté por Infinitur, un grupo de viajeros que no sólo tiene precios accesibles, también cuenta con coordinadores que no le temen a la aventura y a descubrir cosas nuevas.
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Hospedaje
Hay pequeñas palapas bajo las cuales puedes instalar tu casa, se cobran $100 pesos por noche con la facilidad de no estar pagando el acceso a regaderas y baños. Si viajas en tour no tendrás que preocuparte por nada; pero si te aventuras solo, pregunta por Raúl o el “Kiwi”.
Su área de acampado se ubica al final de la playa y con él todo queda entre familia. Su mamá, la señora Eulalia, nos daba la tranquilidad de unas exquisitas pescadillas o agua caliente para el café matutino con unos deliciosos frijoles con huevo.
Asegúrate de llevar todo lo necesario para acampar.
A unos kilómetros de la playa hay lugares con cuartos para quienes no quieran dormir sobre la arena.
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Clima
El clima en Playa Maruata es seco, así que durante el día necesitarás bastante bloqueador mientras que por la noche deberás abrigarte con alguna cobija. Los lugareños están acostumbrados, pero ten en cuenta que aunque sea playa, las noches enfrían considerablemente.
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No hay señal de teléfono ni de internet
Puedes contratar un plan por hora y sentarte afuera de una papelería pero te recomiendo avisar a familia y amigos que aunque no publiques en días, todo está bien.
La aventura a Playa Maruata de la mano de Infinitur fue fantástica y, sin duda, es una gran opción para cambiar de aires. Olvídate de Acapulco, desconéctate del mundo y desempolva tu tienda de campaña, te aseguro que no te arrepentirás.
Consulta Sección Amarilla y encuentra lo que te falte para esta gran aventura.
Agradecemos a Infinitur por su apoyo para la realización de este artículo.
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