10 términos para entender la agricultura sostenible
Estos son 10 términos para entender la agricultura sostenible y la soberanía alimentaria. Si estos dos conceptos te suenan lejanos solo basta saber que ambos se basan en que la alimentación no es una mercancía, sino un derecho humano fundamental que debe cuidar a las personas, sus culturas y al medio ambiente.
Se ha expresado que entre los desafíos mundiales a los que nos enfrentamos hoy en día están la creciente escasez, la mala alimentación (y las enfermedades provocadas por esta) y la degradación rápida de los recursos naturales. En este sentido, la filosofía sostenible es totalmente opuesta a la agricultura extensiva con fertilizantes y químicos, a los transgénicos y al monocultivo.
La agricultura sostenible y la soberanía alimentaria también buscan que el tejido social se afiance en las comunidades y que se logren esquemas de independencia económica a largo plazo que permitan no depender de grandes empresas, a fin de que quienes menos tienen puedan alimentarse de lo que producen y generar modelos propios de acción y negocios.
Términos para entender la agricultura sostenible
1. Agricultura sostenible
Es el tipo de agricultura que piensa en el bienestar de toda la cadena del alimento al consumidor, a corto, mediano y largo plazo. Garantiza ingresos justos, la salud del medio ambiente y la equidad social y económica.
2. Agroecología
Es, al mismo tiempo, disciplina científica, conjunto de prácticas y movimiento social. Busca sistemas sostenibles que optimicen y estabilicen los cultivos. Considera enfoques agrícolas multifuncionales, promueve la justicia social, nutre la identidad y la cultura y refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales.
3. Soberanía alimentaria
Es la capacidad que tienen las comunidades de producir y consumir sus propios alimentos con sus propias reglas políticas, sociales, culturales y ambientales. Solo es posible a través de la agroecología, que integra el conocimiento tradicional con la agronomía.
4. Abonos orgánicos
Son sustancias que contienen desechos de origen animal, vegetal o mixto, que se añaden al suelo con el objeto de mejorar su nutrición. Algunos ejemplos son el biol y la lombricomposta, que son la descomposición controlada de materia orgánica que ayuda a nutrir el suelo con minerales y otros componentes necesarios para las buenas cosechas en la agricultura sostenible.
5. Policultivo
Es aquel tipo de agricultura que usa cosechas múltiples sobre la misma superficie. Un ejemplo es la milpa que integra calabaza, frijol, maíz, frutales, quelites, chiles y más en un mismo terreno. Es positiva para la diversificación de cultivos y nutrición del suelo. Puede ser a mayor escala si se combinan los conocimientos tradicionales con la práctica, la experiencia y la innovación para el manejo agrícola.
6. Empresa social
Son organismos autónomos y dinámicos que se forman con un colectivo de socios (que pueden ser familiares o no) con iniciativas, intereses y habilidades en común; es decir, un modelo de negocios que privilegia la participación comunitaria orientada al crecimiento económico de todos los integrantes.
7. Biodiversidad
Es la variedad de la vida: abarca todas las especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que habitan el planeta. También incluye los procesos ecológicos y evolutivos a nivel genético, de especies y de paisajes.
8. Consumo responsable
Es cuando los consumidores tienen en cuenta el ámbito social, medioambiental y ético al momento de elegir un producto o un servicio y exigen transparencia y trazabilidad en los procesos.
9. Tecnología campesina
Es el conocimiento y el desarrollo de métodos, procedimientos, herramientas, técnicas y equipos de una comunidad determinada para trabajar y desarrollarse. Tiene bases sociales, colectivas y de preservación ambiental con ciclos biológicos naturales y una cosmovisión holística del entorno. Desarrolla sus reglas y métodos de manera independiente a los de la agroindustria.
10. Economía social
Es aquella actividad económica que se basa en la comunidad, la democracia, los esquemas de confianza, la propiedad social de los recursos, la distribución equitativa de beneficios entre sus integrantes y el compromiso social en favor de todos los miembros. Para ella, la cohesión es algo muy importante.
¿Qué implica la agricultura sostenible?
Cuesta cambiar paradigmas, pensamientos, y convencerse de que esto es la nueva filosofía de vida, opina Karina Bautista, directora del programa Ecoamaranto de la organización Puente a la Salud Comunitaria que trabaja con temas agroecológicos relacionados con amaranto en el estado de Oaxaca.
“La gente aplica la de ‘hasta no ver no creer’ y han caído en el estado de confort de que todo lo tienen dosificado en insumos químicos (…) Es reciente la generación que ha crecido con la revolución verde, ya que los señores más grandes tienen los saberes de ambas y la añoranza de saber cómo era antes y cómo es ahora. La fuerza de trabajo se fue acabando y tuvieron que optar por métodos más prácticos y fáciles. El reto de la agroecología es que todo es más manual, como por ejemplo ciertas actividades culturales en la parcela que si no haces, tienes el riesgo de que no se dé la producción”, añade.
El desafío para la sostenibilidad, en palabras de Karla, es generar conocimiento y acceder a otras prácticas que se complementen con las tradicionales, que contribuyan y hagan innovación con tecnologías adecuadas. Añade que en ocasiones este tipo de conocimientos pueden romantizarse y quedarse en pequeñas escalas de traspatio y de producción familiar. Pero agrega que esto puede tener escalonamiento a hectáreas y producciones más grandes (hasta 14 o 15 hectáreas, en su caso).
¿Es diferente el término agroecológico a orgánico?
Karina considera que sí, pues a diferencia de la orgánica la visión agroecológica es más integral: “lo orgánico es el plus para hacer negocio verde y la agroecología no es un negocio, sino que tiene un valor social. Más allá de que te pongan un sello que diga que es orgánico debe haber un proceso social y de conciencia ambiental”, explica.
El productor le debe dar valor a lo que hace y saber qué valor tiene su producción, más allá de un sello que le dé validación y que venga solo del consumidor. Eso sí, quien pueda hacer la diferencia entre un precio justo es el consumidor consciente y responsable que sepa lo que está haciendo el productor. Y este a su vez debe asegurar la calidad y un manejo libre de químicos.
Con esto, sobre todo, se contribuye a mejorar una realidad. En los equipos con estos esquemas hay grupos multidisciplinarios que incluyen enfoques antropológicos, biológicos y nutricionales a fin de trabajar a nivel comunitario con proyectos con seguimiento, certificación participativa y salud para llegar a otros mercados que buscan más calidad que volumen.
Agradecemos a Puente a la Salud Comunitaria, la CONABIO y la FAO su apoyo para esta nota.
Foto principal: Fernando Gómez Carbajal
También puede interesarte
Soledad Barruti y Okja, dos mensajes en defensa de la comida de verdad
10 proyectos de gastronomía sustentable en México que debes conocer