Comida de duelo en Huatla de Jiménez: tesmole y atole agrio
Para saber más sobre la comida de duelo en Huatla de Jiménez, Oaxaca, Beatriz Casimiro Martínez es la indicada. Ella es cocinera de su casa y de las fiestas, de esas que saben que las ollas se multiplican más trabajando en equipo. No solo conoce las temporadas, sino eso que se come de forma cotidiana, así como en lo ceremonial. Sus manos han alimentado a muchos, tanto para la fiesta patronal en honor al Señor de las Tres Caídas como a su familia.
Cada lugar tiene sus platillos típicos para el Día de Muertos y en esta comunidad se colocan altares el 27 de octubre y se comienza con la tradición de los huehuetones, pero también existen algunos guisos que se consumen cuando alguien muere. Estos son ejemplo de que en México, en algunas poblaciones, no solo se come para quitar el hambre, sino que los alimentos tienen un significado importante y creencias que trascienden el sabor.
Beatriz aprendió la sabiduría de los fogones de Juana García, su abuela paterna, y de Victoria Martínez, su madre. Hoy le enseña a su nuera, quien ya tiene su propia sazón para el mole, el pipián y el pilte, un guiso con pollo sazonado con chile chiltepe, cebolla, sal y ajo, que se envuelve en hierba santa y se cuece al vapor. Esta triada se coloca en las ofrendas para agasajar a los muertos, mientras que otras familias preparan caldo de chivo, frijol picoso, chile atole y más.
Comida de duelo en Huatla de Jiménez: tesmole y atole agrio
Esta cocinera narra que, cuando una persona muere, esa misma noche se prepara un tesmole, una especie de platillo caldoso que lleva pollo, jitomate, achiote y hierba santa (que se ve en la foto principal de esta nota, acompañado por un tamal de frijol). Este se le suele servir a las visitas y a la familia directa del difunto. A la mañana siguiente, se regala café y pan y, de nuevo, esta preparación, que además se consume toda una cuarentena por la tarde como plato principal.
Agrega que, a los 10 y a los 20 días se prepara una bebida llama atole agrio. Beatriz explica que este se logra gracias a un proceso en el que se deja el maíz remojando durante cuatro días. Luego, se lava y se limpia para molerlo en el molino. De nuevo, esta masa se remoja toda una noche y luego se calienta con agua, se remoja y se cuela. Esta bebida con sabor fermentado, que no lleva sal, hierbas ni azúcar, se acompaña con frijol hervido. La ausencia de elementos sápidos está relacionada con el duelo por la pérdida (te conté hace tiempo sobre los sabores dulces relacionados con el amor para los nahuat).
Cuando se cumplen los 40 días Beatriz dice que “ya se come mejor”, pues prepara mole o pilte. Y para la levantada de cruz, que también se hace en ese plazo, se dan tamales de tesmole, rajas o mole, que ahí lleva chile ancho, clavo, pimienta, anís, comino, orégano, canela, pasas, almendras, pan, hoja de laurel y de aguacate, entre otros ingredientes.
Día de Muertos en Huatla de Jiménez
En esta región habita el pueblo conocido como mazatecos y en Día de Muertos existen unos personajes llamados huehuetones, o ‘gente del ombligo’, pues la tradición explica que después de que las ánimas salen del más allá, se transforman en estos entes que nacieron del centro de la tierra.
Ellos van casa por casa bailando, cantando y haciendo bromas, con un disfraz que consta de un huipil o camisa de manta, huaraches, sombrero de ixtle y máscaras de madera tallada, cartón o plástico. Algunos también traen consigo algún animal disecado, que, según sus creencias, serán sus guías hacia el inframundo.
Se acompañan con el sonido del teponaxtle, un tambor elaborado con madera y cuero de chivo, además de la música de instrumentos como armónica, quijada de burro, güiro, violín, guitarra y vihuela, entre los más comunes. Y para agradecer su presencia, la gente en sus hogares les regala una canasta con frutas de la temporada, mezcal y pan, entre otros. Las festividades acaban el 3 de noviembre.
Beatriz invita a todos aquellos que quieran conocer su pueblo: ella desea seguir cocinando esa comida de duelo y más que aprendió con las mujeres de su estirpe, pues son los sabores que le gustan y le entrañan, a pesar de que los cambios alimentarios y de costumbres son una realidad.
Agradecemos al Tercer Encuentro de Cocineras Tradicionales de Oaxaca y a la Secretaría de Cultura y Artes de Oaxaca su apoyo para esta nota.
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