Día Mundial de la Alimentación ante la pandemia: retos y soluciones en México

Día Mundial de la Alimentación ante la pandemia: retos y soluciones en México

Día Mundial de la Alimentación ante la pandemia: retos y soluciones en México

El 16 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Alimentación para recordar el nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1945. En el marco de esta fecha, ¿cuáles son los retos y las soluciones que pueden vislumbrarse en México ante la pandemia?

Hace tiempo te conté de 10 retos alimentarios y este 2020, Otilia Perichart, investigadora y especialista en temas de nutrición, comparte algunos puntos de vista sobre la dieta de los mexicanos, los patrones de alimentación saludable, el panorama frente al COVID- 19, el nuevo etiquetado y hasta la relación entre salud mental y alimentación.

El rol de los nutriólogos es esencial para integrar discursos y hábitos que tienen que ver con la prevención y el cuidado integral de la salud. La cultura alimentaria mexicana tradicional es una vía para actuar ante problemáticas multifactoriales y que pueden tener solución en diferentes niveles en la sociedad; si tenemos mejor información, podemos actuar colectivamente.

Día Mundial de la Alimentación: el panorama actual en México

Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2018), en México aún existe un amplio sector que tiene inseguridad alimentaria, entendida como la falta de acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros y nutritivos: de manera general, en el ámbito urbano es del 51% y en rural, del 70%; y aunque no es tan severa, es grave que aún no se alcance esta seguridad que permite una vida sana en toda la población, explica Otilia.

Además, ella ve otro foco rojo en el tema de lactancia materna y la prevención desde los primeros años de vida: en bebés, la lactancia exclusiva de seis meses solo se da en un 28%. “Hay que voltear a ver intersectorialmente etapas tempranas de vida y se ha descuidado mucho también la nutrición de la mujer embarazada y del bebé que está recién formándose”, asegura.

En su opinión, nos enfrentamos a ambas caras de la moneda: tenemos problemas del mundo occidental como diabetes, obesidad, hipertensión y cáncer, al tiempo que sigue existiendo desnutrición crónica en niños (15 % a nivel nacional, en menores de 5 años, que se concentra en hogares indígenas). Frenar la desigualdad es prioritario pues impacta lo alimentario. Y es contundente que necesitamos reducir el consumo de ultra procesados: 30 % de la energía en la dieta de los mexicanos proviene de estos productos.

Alimentación saludable: qué es y qué tendencias existen para mejorar lo que comemos

Si bien la alimentación es un tema social, con diferentes aristas, pueden lograrse cambios a nivel individual al acercarse a patrones de la dieta tradicional, así como disminuyendo el desperdicio: se debe comer no solo más saludable sino sustentable, con menos impacto ambiental. Las tendencias en este tema van hacia reducir el consumo de carnes y aumentar el de vegetales. En este sentido, Otilia enfatiza que hay riqueza en la cultura alimentaria mexicana, en donde granos como el maíz y una variedad amplia de frutas, verduras y semillas son alternativas para llevar al plato.

Basados en evidencia científica mundial, existen dos patrones saludables que son aptos para toda edad y padecimiento. Ambos tienen beneficios metabólicos importantes, así como presencia de fibra y micro nutrimentos como vitaminas, minerales y otras sustancias:

La importancia de la actividad física y el sueño

La falta de actividad física y el sedentarismo son factores de riesgo, además de los tiempos que hoy en día se pasan frente a las pantallas. “Las conductas sedentarias tienen que ver con mayor mortalidad por enfermedades cardiovasculares y diabetes. Entre más horas pantalla, los niños tienen más grasa corporal y hay mayor riesgo cardio metabólico, así como alteraciones en lípidos y glucosa”, dice Otilia.

Al menos deben lograrse 150 minutos de actividad moderada a la semana pues debajo de esto se corre mayor riesgo de tener diabetes y enfermedades coronarias. Con la pandemia los hábitos sedentarios se han agudizado pues las actividades laborales, escolares y de entretenimiento tienen que ver con estos dispositivos. “Hay que limitar y equilibrar el tiempo que se está sentado frente a las pantallas. Debemos movernos, 30 minutos durante 5 días a la semana como mínimo”, recomienda.

Otro factor importante es mantener o respetar el ritmo circadiano pues en la pandemia pueden llevarse rutinas desordenadas, mezclando las actividades del día con los de la noche. Hay alteraciones en el metabolismo si no se duermen al menos siete horas- en adultos-. La especialista sugiere tener rutinas y horarios específicos para cada actividad en el día.

Obesidad: ¿qué hacer ante ella?

Otilia opina que hay que involucrar a muchos sectores para combatir la obesidad y enfermedades asociadas. La educación juega un papel fundamental y en el ámbito familiar debe haber compromiso para atacar este problema, pero la realidad es que toda la sociedad es parte de la solución y se necesitan estrategias de mercadotecnia social. “En cada esquina hay una tienda de alimentos altos en azúcar y sodio, se vuelve normal comer pocos alimentos frescos y saludables por ir a tienditas a media tarde o mañana”, expresa.

Ella vuelve a hacer énfasis en el tema de la nutrición en el embarazo. “Si hay obesidad en la madre, si hay ganancia de peso excesiva o deficiencia de nutrimientos, así como exceso de glucosa en el bebé durante la etapa intrauterina, hay efectos que en la etapa adulta tienen que ver con obesidad, diabetes e hipertensión. Lograr garantizar en el binomio madre- hijo una buena nutrición es algo que requiere trabajo de la Secretaría de Salud, de las familias, de las regulaciones y del ambiente. Solo cuando el adulto tiene todo eso, queremos crear un cambio de conducta y la clave está en la prevención, totalmente”, dice.

La necesidad de regulaciones e impuestos más estrictos a bebidas azucaradas, así como el nuevo etiquetado de alimentos, son temas necesarios, pero complejos, que poco a poco van avanzando. “El etiquetado es un pequeño paso muy importante pues brinda información clara, sencilla y veraz. Antes teníamos números que no sabíamos explicar y era difícil interpretar porcentajes. Con los sellos de advertencia  Los sellos basados en el perfil de la OPS, hablamos de nutrimentos críticos en el área de salud”, añade.

El nuevo etiquetado: un primer paso

Otilia explica que el objetivo del nuevo etiquetado no es educar ni cambiar la conducta, “aunque algunas veces, hay estudios que lo respaldan, sí pueden cambiarla”, añade. Su fin es el de informar; qué hacer con la información ya depende de cada quien.

Su presencia, sin embargo, da pie a que se hable de ingredientes y ultra procesados, de qué son las grasas saturadas, y de los aditivos disfrazados y colorantes que contienen los productos. A partir de los sellos el consumidor puede diferenciar un producto de otro, ante la mega exposición a tantos en el mercado.

También esta medida ayuda a identificar qué no es recomendable para niños como los edulcorantes y la cafeína. “Está pasando en redes sociales que la gente tiene más interés y conciencia sobre la nutrición, busca cómo alimentarse mejor, pregunta, busca información… Y sí, por otro lado, se siguen vendiendo dietas mágicas y polvos, pero esta pandemia ─a fuerza─, ha dejado ver que la nutrición importa y es algo serio; más están tomando consciencia de su estado de salud”, comparte.

Salud mental, un tema relacionado con la alimentación

El área de nutrición psiquiátrica es un campo del que hay que hablar: existe una relación importante entre la ansiedad y la depresión con un mayor consumo de alimentos ultra procesados y altos en azucares. Para salir de esto se necesita ayuda profesional y estrategias claras.

La medicina debe analizar qué estilo de vida es el causante de las enfermedades y más que curar síntomas hay que estudiar cuáles son las causas, que en opinión de Otilia, no se están atacando. “Es difícil luchar contra un ambiente tan obesogénico y competir con la mercadotecnia a todos los niveles.

Incluso, a nivel cerebral, muchos alimentos dañinos están hechos para que sean atractivos: son crujientes, tienen el punto exacto de sal, grasa y azúcar para que sean deliciosos y adictivos para el cerebro”, añade.

Soluciones ante el panorama alimentario

Para Otilia es posible lograr cambios, pero se necesita  implementarlos en el sistema de salud y con equipos multidisciplinarios, con mucha regulación y políticas públicas para lograr ambientes saludables e incluyentes, que trabajen con el enfoque de seguridad alimentaria y promuevan sociedades activas.

Ella considera que los nutriólogos deben alejarse de la mentalidad de prescribir dietas y en cambio acercarse a un proceso de capacitación a fin de ser consejeros y facilitadores de un cambio de conducta: compartir diferentes recetas, proponer métodos aplicativos y atractivos, y motivar la preparación de platillos más allá del conteo de raciones.

“Nos han enseñado en un sistema de salud curativo, a prescribir dieta. La nutrición es preventiva por definición y es compleja: no es lo mismo tomar una pastilla, que hacer un plan de alimentación. Hay que modificar lo que hace el nutriólogo en la consulta. Por fortuna, ya hay más información para quitar mitos y mostrar lo saludable de manera más atractiva. Queremos subirnos en un barco positivo y que haya una mentalidad más abierta y no solo restrictiva”, finaliza.

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Autor

  • Periodista y editora. Cultura alimentaria y perspectiva social. El mezcal es mi pastor. Me gusta lo cotidiano extraordinario y compartirlo en historias. Cuéntame, ¿qué te interesaría leer en este blog?

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