Arcadio Hidalgo, memoria y legado del músico y poeta veracruzano
La memoria se construye gracias a una infinidad de recuerdos, objetos y testigos. Para hablar del músico veracruzano Arcadio Hidalgo hay que acercarse a quienes lo conocieron y continúan conversando sobre él y estudiando su legado. Porque no hay una sola versión de la historia al ahondar en la vida de una persona.
Arcadio nació en pleno Porfiriato, el 12 de enero de 1893, en la Ex- Hacienda de Nopalapan, que ahora es un ejido ubicado en Papaloapan, Veracruz. Murió a los 91 años, el 7 julio de 1984, en Minatitlán, la ciudad en que vivió la mayor parte de su vida. Juan Meléndez, promotor cultural y autor, lo define como un hombre del campo, ejemplar, con muchas facetas: fue lechero, panadero, cañero, ferrocarrilero, versador y mucho más.
Arcadio Hidalgo, poeta campesino, jaranero y revolucionario es el libro que Juan presentó en el Séptimo Encuentro de Son Jarocho en el Centro Nacional de las Artes. Fue un 26 de abril de 1981 cuando se conocieron en un concierto del grupo Mono Blanco —con el que Arcadio se fue de giras por todo el país desde 1980—. De manera cíclica, este 2019, y 38 años después, esta publicación se integra a las recopilaciones biográficas sobre esta figura fundamental del son, para hablar de ritmos mexicanos tradicionales.
Arcadio Hidalgo en varias miradas
Yo me llamo Arcadio Hidalgo
soy de nación campesino
por eso es mi canto fino
potro sobre el que cabalgo;
hoy quiero decirles algo:
bien reventado este son
quiero decir con razón
la injusticia que padezco
y que es la que no merezco
causa de la explotación.
Al leer los versos de Arcadio —como un ejemplo de tantos soneros, decimistas, versadores y compositores de otros ritmos tradicionales— se entiende el contexto y la cosmovisión de la gente que ha crecido unida a la tierra, con la fuerza de la tradición oral que caracteriza a las distintas culturas de México. Su apreciación de la naturaleza y la belleza, las formas de pensar y sentir su terruño, sus valores y miedos, la forma de hablar y de enamorar, lo que se come y se bebe, los chistes y las reflexiones de los viejos del pueblo, la injusticia social y el ejercicio del poder en las comunidades fueron algunos de los temas recurrentes en su creación.
Antonio García de León, Gilberto Gutiérrez y Juan Pascoe, músicos e investigadores, también conocieron a Arcadio y trabajaron con él durante su último periodo de vida. Fue en 1969 cuando se grabó y editó el disco número seis de la colección del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Secretaría de Educación Pública (SEP). Sones de Veracruz es una pieza clave en la labor de documentación y el acervo de este patrimonio; en ella, García de León, quien también es antropólogo, participó como intérprete junto a Hidalgo.
Además de Arcadio Hidalgo, poeta campesino, jaranero y revolucionario, existen otras publicaciones que atesoran tanto el legado de Hidalgo como la opinión y los análisis que han hecho estos especialistas en son jarocho y su historia. La versada de Arcadio Hidalgo, recopilada y ordenada por Gutiérrez y Pascoe (1985), La Mona (2002) y Monogramas (2004), autoría de este último, son una tríada más que sugiero revisar para continuar el diálogo sobre este artista.
Arcadio Hidalgo: su legado y sus discípulos
Volaba una mariposa
en las flores del pensil
que boquita tan hermosa
como flor de toronjil
y linda como rosa
cortada en el mes de abril.
Eres blanca mariposa
como una flor del pensil
solo me falta una cosa que te quisiera decir
que eres muy escandalosa como cuerda de violín.
“Él sacaba La Rama y cuidaba la versada, porque está la buena y la que no. Fue importante porque dio las bases, las líneas generales de trabajo para el movimiento jaranero. Destacó la importancia del fandango como fiesta principal. Estaba abierto a la innovación, a los sones de nueva creación, como El perro, de Mono Blanco. Son muchos los aspectos que han sido legado para sus discípulos. Este libro busca que se vea la importancia de don Arcadio como figura primigenia”, dijo Juan Meléndez.
Gilberto Gutiérrez dice que si bien fueron varios los alumnos de Hidalgo, no todos recuerdan las anécdotas del mismo modo. Lo que para él son inexactitudes, para otros no. Conocer las letras dolientes, gozosas, políticas, eróticas y más que dejó el poeta sonero no solo tiene como fin la recuperación de su obra musical y lírica, sino que ayuda a entender lo que pasaba en aquellos años con este género, su crítica y evolución, además de sentar las bases del modo en que se vivía la revaloración de los sonidos del sur veracruzano.
“Gesticulaba, movía los brazos, parecía sorprenderse de lo que estaba diciendo, pero aquello era ya incontenible; y él seguía y seguía. Hablaba con todo el cuerpo y con todo su rostro; sus ojitos, penetrantes y burlones, parecían anticiparse a lo que él iba a decir. Su voz, a un tiempo golpeada, cascada y melodiosa, a veces se aflautaba, se aniñaba, se opacaba. Repetía frases, movimientos, inflexiones que había visto o escuchado décadas atrás, como si conservara una especie de memoria corporal, de una auténtica memoria de bulto de todo lo visto y vivido”, escribió sobre Hidalgo el escritor Alfonso D’Aquino en la revista La Manta y la Raya.
Un homenaje en forma de libro
Cuando voy a una fiesta
me gusta vestir de traje
lo digo con precaución
ay, amigos no se rajen,
dijo Zapata
las tierras son para quienes las trabajen.
Es por eso amigo mío
a esta patria que nos vio nacer
le brindamos nuestra vida
para verla más tarde florecer.
Arcadio Hidalgo, poeta campesino, jaranero y revolucionario es para Juan Meléndez el pago de una deuda con su maestro. En sus palabras es “un reconocimiento a la gente que nos antecedió, a las grandes bailadoras y los que tocaban en Minatitlán”. Aceptó que, gracias a Hidalgo, pudo reconectarse con el lugar que lo vio nacer y que, si bien pudo haber publicado este libro a finales de 1984, le gusta pensar que, como los buenos guisos, su labor se logró a fuego lento.
“Ya jubilado tengo que pagar esta deuda con mi mentor. Me di a la tarea de sacarlo con cariño, respeto y admiración”, añadió Juan. En la primera parte, reúne 450 versos de Arcadio; en la segunda, recopila 35 notas sobre él y sus andanzas; y en la tercera, hay 53 fotos que son un viaje en una máquina del tiempo para observar a personajes importantes como Patricio Hidalgo, Andrés “el Güero” Vega y su hijo Tereso (quien hoy en día es voz y jarana tercera de Son de Madera); a Adelita Cazarín, bailadora de Minatitlán; al primer grupo Tacoteno; a Yolanda, la hija de Arcadio, y su esposa, Juana Contreras; entre muchos otros rostros más.
Juan narra que la gente le ha llegado a preguntar por qué eligió hablar de Arcadio. “Yo lo que les digo es que hagan su chamba para sus viejos, que todos son unos tipazos y hay que ponerlos en el pedestal que merecen como nosotros lo hicimos. ¡Pa’ su mecha! Hemos podido dar a conocer sus orientaciones, su versada, su trabajo, sus enseñanzas… Yo así lo viví y de esta manera trato de cubrir esta deuda, trabajando a su favor, difundiendo su legado y su recuerdo”, agregó.
“Parafraseando a José Emilio Pacheco podría decir que estos años intensos, que van del 82 al 84, y en los cuales me relacioné con él, justifican mi paso por la tierra. Cuando llegue al infierno, porque no creo que en otro lugar me acepten, y los demonios me pregunten: ‘Y usted, ¿qué fue en la vida?’, podré responder: amanuense, escribano de Arcadio Hidalgo”, finalizó, y, con la voz temblorosa de la emoción, compartió esta décima que le dedicó al admirado y respetado trovador negro:
Por la música en las manos
por el amor a la vida
por la entrega sin medida
y el cariño como hermano
porque te sentías ufano
por el trato solidario,
jaranero solitario
por los versos a las rosas
porque te aprendí mil cosas
te doy las gracias, Arcadio.
Más información
- Si te interesa comprar Arcadio Hidalgo, poeta campesino, jaranero y revolucionario, financiado por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) escribe a: tacoteno@hotmail.com
- Puedes escuchar Sones de Veracruz en la Mediateca del INAH:
- Las otras publicaciones mencionadas las encuentras en el Fondo de Cultura Económica:
Escucha más de Arcadio Hidalgo
Agrademos al Séptimo Encuentro de Son Jarocho. Fiesta de las jaranas y las tarimas hacer posible esta nota.
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6 Comentarios
La música tradicional mexicana tiene diversidad de orígenes, más conjuntada por diferentes agrupaciones regionales hace que la gente se alegre, haga saber sentimientos populares y festivos, así como de riqueza de la cocina tradicional afamada en diferentes lugares lejanos, de donde también recoge detalles que adornan nuestras tradiciones.
Conocí a mono blanco en su gira por la República, llegaron hasta acá (Mérida Yucatán antes de los 80s cuando cursaba la educación normal, fue impactante la vitalidad en su ejecución del requinto y sus versadas, tocaron en la plaza grande y portal de granos de esta capital, así como en el teatro Daniel Ayala, fenomenal ente impactante. Ya por inicios del 2000 pude al fin conocer tacotalpan, era una tarea debida desde que tuve una experiencia con el son.
Siempre ha sido un gusto ,y será, leer la vida y obra de Arcadio Hidalgo y aún más ésta escrita por nuestro paisano Juan Melendez De la cruz. Arcadio y su Son resultan ser mí primer acercamiento a nuestra música veracruzana entre los 14 y los 17 años de edad, porque en esa época cursé la educación secundaria y el autor fué mi mentor, y ya era evidente su compromiso con el Son.
Gracias por leer nuestra nota y por compartir tu testimonio sobre el son, un género que nos encanta. Saludos. 🙂
desde los Estados Unidos, como chicano, o mejicano nacido en el sureste de los Estados Unidos, encontré una frase en una publicación izquierdista publicada en los ángeles, california. Aquella frase, contenía dos, palabras que relumbraban, decían, SIN FRONTERAS, y me pusieron a pensar que yo pertenecía a Mejico. Creciendo trataban de insulter me diciendo me “you Mexican”. Meramente, ellos tenían razón por muy racistas, porque mi abuelo también se refería a sus origines con la frase, “soy mejicano”. Por esas cosas yo fui a dar a un banco abajo del puente de Alvarado, Veracruz, sentado allí solo, con una jaranita que había obtenido en el d.f., con la ayuda de la señora maestra Laura, juchitequa mujer y líder cultural, pues de allí yo empece a buscar como yo iba aprender como tocar ese instrumento. Preguntaba por todas partes, y me mandaron con un don Victor (tocayo) jaranero y construyor de jaranas por allí en el Alvarado. Conoci las fiestas del las cruces de mayo, el arroz a la tumbada, y un mundo de culturas jarochas. Esto fue por aya en 1995 mas o menos. También la flota de xalapa, los Tlen, Otilio Ruiz, y muchos mas me ayudaron a empaparme en todos aquellos sones. El arpa, estudie con Crescencion Dominguez de Cerillos , VC, en donde su primo me construyo mi primer arpa. Y asi vino a dar un jaranero a Albuquerque, Nuevo Mejico, E>U. A. Siempre, los hijos y nietos de los soneros veracruzanos, me han apoyado y aconsejado en mi camino de re establecer mis raíces culturales mejicanas. Esta nomas unas cuantas de tantas historias personales con el son jarocho y la bella cultura veracruzana mejicana, sin dejar afuera las gracias a la madre Africa.
Hola, Víctor: nos encanta leer tu historia y saber que el son representa tanto en tu vida. Gracias por leernos y saludos hasta los Estados Unidos. 🙂