Barrio de Xochimilco en Oaxaca, un paseo alternativo
A pesar de estar cerca del centro el Barrio de Xochimilco es un paseo alternativo en la capital de Oaxaca que no es muy conocido por los turistas.
Caminar por sus calles resulta un auténtico viaje en el tiempo y resulta placentero disfrutar de esas zonas que son diferentes a las de siempre.
Inicia tu paseo en la Plazoleta de la Cruz de Piedra, ubicada sobre la calle García Vigil y observa el acueducto llamado Arquitos de Xochimilco que forman parte de esta obra construida de 1727 a 1751 y que abastecía de agua a habitantes de la ciudad.
Este tramo posee aproximadamente 300 metros de longitud y destaca por sus muros de cantera verde y sus arcos de medio punto con ladrillo de barro cocido. Ahí verás que hay diferentes casas, tiendas, cafés y hoteles como La Casa Carlota.
Este camino colonial está ubicado a nueve cuadras al norte del zócalo sobre la calle de García Vigil que se convierte en Rufino Tamayo, importante artista oaxaqueño que trascendió por su genialidad y vanguardia.
En esta caminata apreciarás una figura del arcángel Miguel, una que otra pintura de arte urbano y si sigues caminando y cruzas Niños Héroes llegarás a una calle en la que hay talleres artesanales y más murales en las paredes.
Sigue derecho y encontrarás la Biblioteca Infantil de Oaxaca, un espacio bellísimo con un acervo de libros para niños y jóvenes así como espacios para diversos talleres y actividades culturales.
Su fachada fue construida con un tipo de piedra que en el pueblo de Tamazulapam, Oaxaca se llama “piedra de agua”. En este recinto la poesía y la serenidad están presentes y que eso exista en un espacio público se agradece.
Solo observa y disfruta de los aromas en su exterior y de la vida tan cálida de este lugar.
Esta biblioteca es un imperdible oaxaqueño por sus amplios espacios y hermosa arquitectura que integra la naturaleza local, así como las dos fuentes, una a la entrada que parece emerger del cielo y dar un mensaje de luz que se proyecta en el muro del fondo en el que se lee la frase “El amor es el agua”; y la otra, que fue diseñada en conjunto con el artista Francisco Toledo y muestra unos sapos en lo alto de un camino en forma de serpiente por el cual baja el agua como si fuera un pequeño riachuelo.
Así que en tu próxima visita a Oaxaca anímate a ir más allá de las rutas conocidas y se un viajero curioso que viva las urbes desde una visión cotidiana y local. Plática con los habitantes y adéntrate en los recovecos que cada lugar tiene.
Otra actividad que te recomiendo son los recorridos de turismo responsable que organiza Fundación Envía a comunidades cercanas a la ciudad en los que conocerás otras aristas de este estado cuyo valor más grande es su gente.