Cómo adoptar el minimalismo como estilo de vida
El minimalismo como estilo de vida, más allá de vivir con lo mínimo, se trata de adoptar una actitud y hábitos más conscientes: rodearte de aquello que realmente te aporta valor y te hace sentir bien, y eliminar todo lo que te genera ruido y estrés.
¿Te gustaría incorporar el minimalismo como estilo de vida? Te contamos un poco sobre sus orígenes filosóficos y artísticos y te damos algunas ideas de cómo transformar tu alimentación, pensamientos y hogar en este sentido.
Origen y esencia del minimalismo como estilo de vida
Lejos de ser una moda pasajera, el minimalismo encuentra sus raíces en diversas culturas, filosofías y movimientos artísticos. Un vistazo a la historia nos permite descubrir la evolución de ideas que lo han inspirado y nutrido.
Minimalismo en el budismo y el taoísmo
El minimalismo es la base de antiguas filosofías orientales como el budismo y el taoísmo, que enfatizan la importancia de la simplicidad, la vida en armonía con la naturaleza y el desapego de las posesiones materiales.
Estas corrientes de pensamiento enseñan que estas tres cuestiones nos permiten enfocar nuestra atención en lo que realmente importa en la vida: las relaciones, el crecimiento personal y la búsqueda de la iluminación. Una vida en armonía con la naturaleza y respeto por todos los seres vivos y sintientes; así como evitar el sufrimiento que genera el apego a lo que es temporal.
Trascendentalistas
En el mismo sentido, el movimiento trascendentalista estadounidense, en el siglo XIX, fue otro promotor importante de la vida simple, la conexión con la naturaleza y la autorreflexión.
Los trascendentalistas creían que una vida libre de lujos y materialismo era esencial para conectar con el yo interior, y enfatizaban la importancia de la introspección y el pensamiento crítico, animando a los individuos a cuestionar las normas establecidas y a descubrir sus propias verdades.
Además, practicaban la observación atenta del mundo natural para acceder a una verdad más profunda.
Minimalismo artístico
A principios del siglo XX, el minimalismo surgió también como movimiento artístico, principalmente en la pintura y la escultura, y se centró en la depuración de las formas, la ausencia de elementos decorativos y la exploración de las propiedades básicas de los materiales.
Las obras minimalistas utilizan figuras geométricas simples, como cuadrados, rectángulos, líneas y círculos, presentadas de manera aislada o en composiciones básicas. Evitan la decoración innecesaria y los elementos narrativos que se consideraban distracciones a la esencia de formas y materiales.
Al igual que en el budismo o en el trascendentalismo, se cuestiona la esencia, en este caso del arte, y se trata de despojarlo de elementos superfluos.
Minimalismo moderno: un estilo de vida consciente
En la segunda mitad del siglo XX, se rescatan todas estas ideas repetidas en el tiempo y se convierte al minimalismo en un estilo de vida. Este cada vez llama la atención de más personas y las seduce para adoptarlo por muchas razones:
- Rechazo del consumismo: el minimalismo moderno cuestiona la idea de que la felicidad se encuentra en la adquisición de bienes materiales y promueve la reducción de consumos innecesarios lo cual es ecológica y económicamente conveniente.
- Vida consciente: también promueve un actuar en el que cada decisión y acción se toma con atención y reflexión. Se trata de ser consciente de nuestros valores, necesidades y deseos.
- Reducción del estrés: al deshacernos de las posesiones innecesarias y simplificar nuestra vida, disminuimos el estrés asociado al desorden, la organización, la sobrecarga material y el deseo siempre insatisfecho de “tener”.
- Mayor claridad mental: sin saturaciones físicas o mentales, podemos tener una mente más clara y enfocada, mejorar la concentración y la productividad.
- Libertad y empoderamiento: nos libera de la tiranía del consumismo y nos empodera para tomar decisiones conscientes sobre lo que realmente importa.
¿Cómo tener una vida minimalista?
Al tratarse de una actitud ente la cotidianidad y el mundo, el minimalismo como estilo de vida debe adoptarse en diferentes ámbitos esenciales: la alimentación, la salud mental y el hogar (cuerpo, mente y espacio).
Alimentación minimalista
La base de una alimentación en el minimalismo es tener una nutrición consciente y sin desperdicios. No se trata de comer menos o de llevar una dieta restrictiva, sino de hacer mejores elecciones de lo que comemos para nutrir nuestro cuerpo al mismo tiempo que cuidamos el planeta. Es un enfoque consciente y holístico que abarca desde la selección de los alimentos hasta el consumo sin desperdicio y el disfrute de estos.
Prefiere los alimentos enteros, sin procesar o con mínima manipulación. Esto incluye frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas y proteínas magras. Estos alimentos aportan nutrientes esenciales en su forma más natural y sin aditivos dañinos. Elimina o minimiza los ultraprocesados, ricos en azúcares añadidos, grasas no saludables, sal y aditivos artificiales; pues son alimentos que suelen ser bajos en nutrientes y pueden tener efectos negativos en tu salud a largo plazo. Come con atención plena, prestando atención a las señales de hambre y saciedad, despacio y saboreando cada bocado.
Minimiza el desperdicio mediante la planificación de las comidas, compra inteligente (sin excesos) y un almacenaje correcto de los alimentos.
Con el mismo fin, investiga la fuente u origen de lo que comes. Esto te permitirá una alimentación más responsable, así como apoyar a productores locales y prácticas agrícolas sostenibles a fin de colaborar en el logro de un menor impacto ambiental.
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Pensamientos minimalistas
Cultivar una mente minimalista implica adoptar una perspectiva consciente y enfocada, eliminando los pensamientos intrusivos, la rumiación negativa y el ruido mental excesivo que pueden generar estrés, ansiedad y falta de claridad. Se trabaja para lograr la atención plena, la gratitud, la simplicidad mental, la autoconciencia y el desapego de los pensamientos negativos.
Al eliminarlos puedes reducir significativamente el estrés y la ansiedad, y mejorar tu bienestar emocional, así como aumentar tu capacidad de concentración, la toma de decisiones y la resolución de problemas, lo que te ayudará tanto a incrementar tu productividad, pues podrás enfocarte en las tareas pendientes y lograr objetivos, como a mejorar tu comunicación y empatía, fortaleciendo las relaciones con los demás.
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Hogar minimalista
Si estás adoptando el minimalismo como estilo de vida, el tercer gran ámbito a modificar es el espacio que habitas: tu hogar.
Un hogar minimalista está diseñado con el principio de “menos es más”. Se caracteriza por la simplicidad, la funcionalidad y la eliminación de lo redundante. El objetivo es crear un ambiente tranquilo, ordenado y armonioso que promueva el bienestar y la paz mental.
Para crear un hogar minimalista:
- Deshazte de lo que no necesitas: este es el primer paso, si no lo usas, no lo necesitas y si no lo necesitas, puede irse.
- Organiza lo que te queda: encuentra un lugar para cada cosa y procura que todo esté guardado, que no queden objetos sueltos a la vista.
- Compra con intención: pregúntate si realmente lo necesitas y si no estás seguro, date un tiempo, es probable que puedas ahorrártelo.
- Elige calidad sobre cantidad: es mejor invertir en piezas de alta calidad que gastar en muchas baratas.
- Decora con moderación: No llenes tu casa de decoración. Selecciona cuidadosamente las piezas que aporten personalidad y calidez al espacio. Crea espacios depurados, donde la belleza sea la de los materiales naturales como la madera, la piedra o la vegetación y elige luz natural.
El minimalismo como estilo de vida promueve la intención, la consciencia y la liberación. Al adoptar estos principios, se busca reducir el ruido externo e interno para centrarnos en lo verdaderamente importante. Vivir con menos puede conducir a una vida más rica, plena y significativa, donde la calidad, de las experiencias, los aprendizajes y las relaciones, es la que se eleva al máximo.