David Castillo, el ingeniero en busca de problemas

David Castillo drones agricultura México

David Castillo drones agricultura México

David viste una playera negra, un chaleco con el cierre abajo y un pantalón de mezclilla, está de pie, erguido, voltea la mirada al techo de la Expo Reforma –un recinto en la Ciudad de México donde en noviembre pasado se llevó a cabo la Expo Drone— y suelta con voz firme a la grabadora “nos tardamos un año en darnos cuenta que el maíz no deja y perdimos como 100 mil pesos”.

David se refiere al mayor monto de dinero que él y su padre perdieron en un lapso no mayor a seis meses, durante cinco visitó, al menos, dos veces por semana a diferentes productores de maíz en México, concertó citas con representantes regionales de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) y obtuvo felicitaciones y sonrisas pero ningún contrato que le indicara que el camino que seguía era el correcto para impulsar Inbright, la empresa cuyos servicios son solicitados en China, Estados Unidos y Chile.

Los drones son una moda, lo que aprendí con el tiempo y después de grandes pérdidas de dinero fue que en el negocio de la agricultura lo que vale es buscar problemas y solucionarlos, comenta David Castillo, CEO de Inbright en una entrevista telefónica con Sección Amarilla.

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Cuando le preguntas a David qué son las cosas que lo hacen “normal” parece enfadarse y se limita a contestar que de vez en cuando sale con sus amigos a un bar o antro y que le gusta bailar salsa; su hobby es sinónimo de tiempo libre para buscar nuevas oportunidades de negocio. Si en este momento David te parece un obsesionado del emprendedurismo no es para menos.

Apenas tres semestres en la universidad David comenzó a trabajar. El primer empleo del ingeniero en sistemas computacionales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso) fue como creador de un programa para un call center para Priat Consultores en Zapopan, Jalisco. Por ese trabajo, recuerda David, apenas y cobró nueve mil pesos.

Con el paso de los semestres y las respectivas “materias pesadas” la empresa que creó David tenía más bajas que altas: meses de producción cero y nula participación en proyectos, entradas y salidas de amigos y compañeros que habían decidido entrar al equipo de Inbright. A una semana de su graduación en 2014 David constituyó su empresa al lado de su “gran apoyo”, su padre.

Bernardino Castillo Toledo es padre de David Castillo, es doctor en Ciencias de la Universidad de Roma, Italia y fue director del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) unidad Guadalajara. Desde pequeño, recuerda David, la ciencia estuvo en su vida, las reuniones familiares o de fines de semana incluían la presencia de investigadores del Cinvestav. Cuando creció un poco, algo que hacía David de manera seguida era visitar a su padre en las oficinas del Centro de Investigación donde se hizo amigo de otros estudiantes y aprendió a crear un dron de manera física.

“Al terminar la preparatoria pensé estudiar una carrera técnica, vi varias opciones con distintas universidades, me metí en unos cursos de programación y me gustó así que por eso decidí la ingeniería”, comenta David.

Cortesía: David Castillo

Aunque parecería que David tiene el camino del éxito asegurado por el impulso que tuvo por parte de su padre, al crecer en un ambiente donde los adultos hablaban de ciencia y poder acceder de manera fácil al Cinvestav, no es así, asegura el joven jalisciense que cita a otro empresario e inventor, al estadounidense Thomas Alva Edison, “yo creo que el éxito es 1% inspiración y 99% transpiración”.

La transpiración que David Castillo deja en la pista de baile con una salsa es menor de la que deja en el escritorio y sus proyectos. En septiembre del año pasado viajó a Silicon Valley en San Francisco, California como parte de un proyecto de Google en mancuerna con GSVLabs, una de las aceleradoras más conocidas de Estados Unidos, y el facilitador de negocios Balero. La inversión de 70 mil dólares (1.2 millones de pesos, con datos de Expansión) impulsó a 10 empresas mexicanas para que fueran capacitadas en el llamado “paraíso de las startups”.

Desde entonces David busca obtener su primer ronda de inversión para Inbright por tres millones de dólares a cambio del 25% de la empresa que provee servicios de agricultura de precisión, fotogrametría y sistema térmico forestal para prevenir y combatir incendios forestales.

Hasta ahora Inbright se ha mantenido por la venta de proyectos. Después de aquellos 100 mil pesos perdidos David Castillo aprendió tres cosas:

  1. Que el sistema que desarrolló para Dow –una de las empresas químicas más grandes el mundo—en 2015, cuando ganó sobre Argentina y Estados Unidos el concurso para desarrollar un software capaz de analizar las cualidades de un cultivo a través de información obtenida por un dron, tenía que ser modificado para comercializar con él.
  2. Que el maíz no es rentable en materia de agricultura de precisión.
  3. Que para saber qué producto sí es rentable, visto desde la tecnología de los drones, se tienen que analizar dos aristas más: la rentabilidad del producto y la legislación de su comercialización.

Actualmente en México David tiene convenios de analizar los cultivos de agave para Casa San Matías y La Madrileña en Jalisco, y va en busca de conquistar el 20% del mercado tequilero en el país a través del análisis de datos que se obtienen con las cámaras colocadas en un dron.

Inbright también realiza análisis de crecimiento de cultivo, distancia entre cada uno, calidad y salud de los viñedos. Mientras las tequileras han hecho la inversión para facilitar los requerimientos legales para la comercialización del producto, los dueños de los viñedos lo realizan porque es información certera y costeable; en México los clientes de David se encuentran en Jalisco y San Luis Potosí, y en Estados Unidos en California.

Mientras tanto, una empresa china le manda pasto a Inbright para su análisis y otra empresa Chilena busca apoyo de la empresa jalisciense para el análisis de madera en los bosques.

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David asegura que el motor de su trabajo es el buscar problemas y solucionarlos. Uno de los problemas en México es la calidad de la educación. El joven de 25 años creó un proyecto llamado Cardinal que en octubre del año pasado constituyó como empresa en Estados Unidos.

Cardinal es un programa que incluye un dron que se vende a escuelas interesadas en que, a partir del proyecto adquirido, sus alumnos aprendan a programar y armar su propio dron; es un kit armable que tiene una plataforma en línea para calibrar y operar un dron al mismo tiempo que se puede hacer una aplicación con diferentes utilidades.

Antes de su llegada a Estados Unidos, Cardinal había generado ventas por 500 mil pesos con contratos con institutos y universidades de Jalisco.

“Otro lema que tenemos en Inbright es que aquí no se desperdicia nada y todo lo que se crea sirve para algo: para resolver un problema”, finalizó David.

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