En la obra de Alfonso Reyes aparecen voces que funcionan como un talismán, como espacio de reunión y de reconciliación, una maravillosa frase.
George Steiner
Uno de los primeros textos de Alfonso Reyes que leí fue Visión de Anahuac. Su prosa poética y esa frase inicial de Viajero: has llegado a la región más transparente del aire se quedan en la memoria. Es de sus ensayos más conocidos.
Hoy recordamos a este prolífico escritor mexicano que nació el 17 de mayo de 1889 y murió un 27 de diciembre de 1959. En este breve homenaje te sugiero algunas de sus obras.
Memorias de cocina y bodega
Por obvias razones para todos aquellos que sean comilones o se interesen en el tema gastronómico deben acudir a Memorias de Cocina y Bodega, publicado por primera vez en 1953.
Es conocido que Reyes era un amante de la comida y la bebida. Lo manifiesta en ensayos y poemas con maestría y su peculiar punto de vista que ahonda en lo más profundo de la cultura mexicana, no solo en temas de sabor.
“Seguramente que la cocina es una de las cosas más características de nuestra tierra, junto con la arquitectura colonial, la pintura, la alfarería y las pequeñas industrias del cuero, de la pluma, de la palma, de la plata y del oro. El guiso mexicano y la jícara pintada con tintes disueltos en aceite de chía obedecen a un mismo sentimiento del arte. Y se me ocurre que la manera de picar la almendra o triturar el maíz tiene mucho que ver con la tendencia a despedazar o “miniaturizar” los significados de las palabras mediante el uso frecuente del diminutivo”.
¿Dónde encontrarlo?
A la mesa con Alfonso Reyes
Un texto que me encontré en Internet es A la mesa con Alfonso Reyes de José María Infante editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2005 en el que hace una radiografía y una deconstrucción para leer el libro anterior desde siete temas focales: los clubes gastronómicos, los sabores típicos de culturas, los quesos, los escritores que han tratado temas gastronómicos, los platillos especiales, los vinos y los restaurantes.
“Era AR un ser de vida social y amistades: le gustaba gozar y compartir ese gozo en sus relaciones: los clubes gastronómicos que imaginó o a los que llegó a integrarse tenían para él un objetivo más de compartir o de desarrollar una intensa vida social que la de profundizar o perfeccionar en la refinación gastronómica. Llama la atención, sin embargo, dados los rumores acerca de su vida privada, que nunca mencionara el placer de una comida íntima en agradable compañía. Es como si el comer fuese una actividad que debía compartirse con más de una persona, porque de lo contrario se trataría de un acto egoísta”.
¿Dónde encontrarlo?
Yerbas del tarahumara
Este poema se escribió y publicó en 1934. En él, el autor también muestra una realidad innegable, una deuda pendiente de los intelectuales mexicanos ante el indigenismo. Esta corriente cobraría fuerza y otras lecturas en años posteriores.
Aún así, él siguió viendo a los indígenas como algo exótico y ajeno, desde lo alto y los define como “indios”, como diferentes “entre la envidia culta de los blancos” (sic)— y aunque es terrible, varios respetados intelectuales continúan ese discurso que debería terminar en una sociedad pluricultural—.
“Beben tesgüiño de maíz y peyote,
yerba de los portentos,
sinfonía lograda
que convierte los ruidos en colores;
y larga borrachera metafísica
los compensa de andar sobre la tierra,
que es, al fin y a la postre,
la dolencia común de las razas de los hombres.
Campeones de la Maratón del mundo,
nutridos en la carne ácida del venado,
llegarán los primeros con el triunfo
el día que saltemos la muralla
de los cinco sentidos.”
¿Dónde encontrarlo?
En Librerías Fondo de Cultura Económica encontrarás Alfonso Reyes. Antología. Este poema es parte de la recopilación Repaso poético (1906-1958) incluido en el volumen X de las Obras completas de Alfonso Reyes.
La cena
Este cuento de Alfonso Reyes data de 1912. Luego se usó como parte de El plano oblicuo que es un pilar para la literatura fantástica en México. Por un lado es sueño. Después de esas imágenes y escenas, se convierte en pesadilla.
Es una pieza que lleva a la imaginación a volar y estremecerse. El relato está acompañado en esta edición por las ilustraciones de Santiago Caruso.
“Tuve que correr a través de calles desconocidas. El término de mi marcha parecía correr delante de mis pasos, y la hora de la cita palpitaba ya en los relojes públicos. Las calles estaban solas. Serpientes de focos eléctricos bailaban delante de mis ojos. A cada instante surgían glorietas circulares, sembrados arriates, cuya verdura, a la luz artificial de la noche, cobraba una elegancia irreal. Creo haber visto multitud de torres —no sé si en las casas, si en las glorietas— que ostentaban a los cuatro vientos, por una iluminación interior, cuatro redondas esferas de reloj”.
¿Dónde encontrarlo?
¿Qué otros textos de Alfonso Reyes te gustan?
Foto: uanl.mx
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