La Machincuepa: un fanzine de los locatarios del Mercado de la Merced
El 27 de febrero de 2013 sigue en la memoria de los comerciantes de la Nave Mayor del Mercado de la Merced. Ese día, un incendio arrasó con siete mil metros cuadrados del lugar y mil 200 locales quedaron en cenizas. Los daños ocurrieron de la puerta 18 a la 30. Algunos de los afectados se reubicaron y lograron regresar a trabajar, aunque con contratiempos (espacios reducidos, basura a su alrededor, zonas inseguras), otros, en cambio, todavía esperan que las autoridades les entreguen sus locales.
A seis años del siniestro, este último grupo de comerciantes resiste, los tienen de pie las ganas de ver de vuelta su patrimonio, pero también un proyecto editorial: La Machincuepa.
Crearon este fanzine con el apoyo del programa de espacio público del Centro Cultural Casa Talavera, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Lo alimentan mujeres de la Nave Mayor y de los otros mercados de La Merced (el de flores y comidas).
El proyecto crece y está abierto a todas las personas que quieran unirse para, en conjunto, seguir motivando a otros locatarios a “accionarse y fomentar el arraigo de ser comerciante”, escribe el consejo editorial en el último número de la publicación. Y es que los afectados no quieren seguir en el olvido, tampoco que lo estén más personas ni del Mercado ni del barrio.
Entrevista con Nalleli Romero, de La Machincuepa
Nalleli Romero vende nopales y dice que en el Mercado, además de ser productores de alimentos, también lo son de cultura.
Ella estudió Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM y, aunque ejerce su profesión, no ha dejado de ser comerciante. Me cuenta que pertenece a la cuarta generación de una familia dedicada a la venta de verduras. Su oficio es herencia, por tanto se siente orgullosa de ella. Ahora, por medio del fanzine, busca que más personas de La Merced se sientan igual.
Para conocer más del proyecto, te comparto la breve charla que tuve con Nalleli, integrante del consejo editorial de La Machincuepa.
Este interés por La Merced, que aprendiste con tus padres trabajando, ¿cuándo te llevó a crear o formar parte de proyectos que difundieran la identidad cultural del barrio?
NR: Desde hace muchísimo tiempo, pero particularmente desde que entré a la universidad. Ahí empezó mi interés específico, casi profesional, por el barrio. La primera vez que participé en un proyecto cultural fue en el documental La Merced a través de la mirada de sus mujeres. Luego entré al consejo editorial de La Machincuepa. También colaboro con el centro cultural Keren Tá Merced.
Mi intención en trabajar con todos estos grupos tiene que ver con que yo siempre he dicho, desde mi quehacer profesional, que La Merced tiene su propia estética, sus propios sonidos, y que no necesitamos que nos vengan a decir qué es lo que tenemos que hacer, porque nosotros somos productores no solo de alimentos, sino de cultura. No somos solo comercio o prostitución y violencia. Nosotros también aportamos a la ciudad, aportamos en temas culturales. La ciudad, me atrevo a decir, no se entiende sin La Merced.
¿Cómo explicarías esto último: que la ciudad de México no se entiende sin La Merced?
NR: Cualquier persona de la ciudad tiene un recuerdo de La Merced, porque vino a comprar, porque sus abuelitos eran comerciantes, por cualquier cosa. Todos tenemos un recuerdo de La Merced.
Hay quien dice que la ciudad de México es el corazón de México, yo digo que es La Merced. No es fortuito que en algún punto le llamaran el “estómago de la ciudad” y que atravesaran por La Merced más del 60% de producción nacional de alimentos. Claro, esto cambió cuando se abrió Central de Abasto, pero La Merced siguió con su actividad comercial. Y algo que desde entonces ha resaltado es su trabajo colectivo en cualquier índole: para vender y crear.
Explícame cómo La Machincuepa es hoy un ejemplo de este trabajo colectivo
NR: Este fanzine es de elaboración comunitaria y colectiva y también de cooperación solidaria. Sale de Los Olvidados, con apoyo de Radio Aguilita y Casa Talavera, la cual, a su vez, es de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
El proyecto nace a raíz del incendio de la nave principal del Mercado de la Merced, que ocurrió hace seis años. Después del incendio, la zona sufrió un momento cismático y se empezaron a mover muchas cosas, no solo el espacio, pues también empezó un proceso de resistencia de parte de las personas que se vieron afectadas por la pérdida de su patrimonio. No había claridad jurídica –todavía no la hay– sobre sus locales.
Entonces en ese proceso, y a tres años del incendio, se formó un grupo que se autodenominó Los Olvidados. Ellos son comerciantes que se vieron afectados de manera directa; es decir, que perdieron su local y que, de pronto, estaban vendiendo en la vía pública. Después, este grupo se empezó a transformar poco a poco y abrió el espacio del proyecto editorial de La Machincuepa a las colaboraciones de otras personas que estábamos interesadas en la acción colectiva dentro de La Merced.
Cuando abrieron este espacio yo participé con un texto que titulé “La carta a Zazil” y una fotografía, ambos estuvieron en un concurso para comerciantes de La Merced, que organizó la Facultad de Psicología de la UNAM.
¿Cuál es el objetivo del fanzine?
NR: La intención de La Machincuepa es escribir, leernos y reconocernos en el barrio. Se busca tejer una red de colaboración al interior del barrio, pero también con los barrios hermanos como el de Tepito, con quien compartimos una historia.
Primero queremos que con el fanzine, los que vivimos, habitamos y vendemos en el barrio podamos socializar. El siguiente paso es hacerlo con aquello que nos rodea en la ciudad.
¿Ha tenido hasta ahora algún impacto en el barrio? O cuáles dirías que son los logros que hasta ahora ha tenido La Machincuepa.
NR: Yo creo que una de las primeras cosas que se ha logrado con La Machincuepa es visibilizar una problemática que quienes habitamos, vivimos, vendemos, transitamos y somos vecinos de La Merced no teníamos tan clara.
Generalmente, este tipo de proyectos no tiene un impacto inmediato, su proceso es de largo plazo. Pero creo que es permanente, en virtud de que es un ejercicio de reconocimiento: leernos, leer a nuestro vecino. Ah, porque también esa es una cosa que tiene el fanzine: está abierto a cualquier persona que quiera colaborar con un texto, con una fotografía o algo. Es un ejercicio de encuentro por medio de la lectoescritura.
Y, por último, ¿por qué el nombre de La Machincuepa?
NR: Deciden nombrar así al fanzine porque es darle una vuelta a todos estos procesos que nos empiezan a atacar –y que han decidido nombrar desde la teoría: “gentrificación”–. Es darle una vuelta a esos procesos con los que quieren expulsarnos.
La Machincuepa tiene que ver con un acto de resistencia, de decir: “¡No! No nos vamos”. No nos negamos a la modernidad siempre y cuando nosotros seamos quienes la construyamos.
Más información sobre La Machincuepa:
En el fanzine encontrarás entrevistas, fotografías, textos de denuncia, perfiles de personajes del barrio y mucho más. Si quieres conocer más del proyecto te invito a seguir las redes sociales del colectivo:
Facebook: salvalamerced
Twitter: @SalvaLaMerced
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