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¿Qué es la economía de la suscripción?: De los discos compactos a las playlists

¿Qué es la economía de la suscripción?: De los discos compactos a las playlists
  • Publicado26 julio, 2018

La era digital detonó la economía de la suscripción. Uno de los recuerdos más significativos que guardo de la adolescencia es una torre de discos (entre música y películas) en la esquina de mi cuarto. En aquel entonces la consideraba como mi más grande tesoro. Ahora tengo 14 listas de reproducción en YouTube e iTunes y una creciente lista de favoritos en Netflix.

Hasta hace 10 años pensar que dejaríamos de comprar cosas y empezaríamos a rentarlas parecía una idea poco sensata, pero ahora no concebimos la vida moderna sin ver un capítulo de alguna serie en Netflix, añadir un par de canciones nuevas a la lista de reproducción de Spotify o tener lista la aplicación de Uber.

Economía de la suscripción
Nuestra manera de ver películas y series cambió con la economía de la suscripción.

La evolución de la economía de la suscripción

Probablemente asociemos la suscripción con algo relativamente nuevo (sin contar la renta de casas o departamentos). El primer recuerdo que tengo de este concepto es en los 90, cuando lo popular era estar suscrito a una revista o a un periódico.

Sin embargo, es un concepto del que se ha encontrado rastro en 1726, Estados Unidos, cuando John Brown, escribió Ductor in Linguas, or The Guide into Tongues. Para financiar su proyecto, consiguió suscriptores que pagaron por un producto inexistente bajo la promesa de que estaría disponible.

Para 1885 la invención del teléfono añade otra pieza al tablero de las suscripciones que hasta entonces permanecían solo en los medios impresos.

Ahora volvamos a los años 90, después de ver cómo las revistas, el periódico, sistemas de cable, telefonía y algunos de paquetería de películas, maquillaje y otros productos ya habían entrado al mercado.

Casi al final de la década e inicios del nuevo milenio, surgió una idea millonaria para internet Software as a Service (SaaS). La empresa Concur, que hasta entonces se había dedicado a vender softwares en CD-ROM y discos floppy por suscripción, cambió su curso y empezó a incursionar en internet.

Fue a mediados de los 2000, cuando el éxito que lograba YouTube cautivó a varios emprendedores para desarrollar proyectos de streaming. Por un lado, Netflix cambió de su formato offline a online en 2007 y por el otro, Spotify empezaría en 2008.

A partir de este punto hubo una evolución y creación impresionante de servicios de suscripción en línea. Inclusive las empresas que tenían presencia ya en televisión como Fox, HBO, Univision y CBS, entre muchas otras, crearon su servicio on demand para no quedarse atrás.

Ahora vivimos en una era en la que el negocio del streaming y la economía de suscripción rigen tendencias y de lejos quedan las pláticas sobre lo que pasó la noche anterior en la televisión, si no la nueva serie de Netflix.

 

Los tipos de economía de suscripción

De acuerdo con Euromonitor International, existen cuatro tipos de modelos de economía de suscripción que mencionan en su reporte Engage, return and repeat: The subscription economy.

  • Caja sorpresa: se paga por una caja con productos en tamaño muestra para que los usuarios realicen pedidos más grandes tras probar el producto o servicio.
  • Suministros regulares: los suscriptores reciben el mismo producto por un tiempo determinado.
  • Acceso a corto plazo: Servicio bajo demanda que remplaza el modelo de propiedad tradicional.
  • Acceso a largo plazo: Combina un servicio con un bien. Este tipo de servicios puede ir más enfocado a la renta de una vivienda.

No somos dueños de nada

Nunca fui de la clase de personas a la que le gusta coleccionar cosas, pero debo admitir que cada vez que se va la señal de internet y comienzo a ponerme existencialista, desearía haber conservado al menos una película

En mi adolescencia solía pensar que cuando me mudara tendría que llevar al menos una maleta extra para mi música, mis películas, libros y videojuegos. La realidad fue que todo lo que tenía cupo en una maleta y mi celular.

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Y así fue como pasé a formar parte de las filas de la economía de la suscripción, ¿tú también?

Autor

Escrito por:
Francisco Vargas

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