El lado oriental de las dietas
Encontrar el equilibrio físico y mental a través de la alimentación es lo que buscan los seguidores de la dieta macrobiótica. Su origen se debe al filósofo japonés George Oshawa que llamó a su metodología de alimentación “Principio único”.
Este principio del que se habla es el equilibrio entre el Ying y el Yang: la dieta macrobiótica busca el consumo de los alimentos saludables (Yang) frente a los que no nos ayudan a conseguir bienestar y salud (Yin).
Los alimentos Yin representan el lado negativo, son de carácter frío, debilitante y dispersante; que nos quitan energía. Son la sal, miel, lácteos, azúcar, bebidas alcohólicas, las conservas y algunos vegetales como el tomate y el betabel.
Los alimentos Yang, por el contrario, son alimentos cálidos, de carácter tonificante y contractivo, que nos ayudarán a conseguir salud y energía mental y física. Cereales, legumbres, pescados, carnes, tubérculos, frutas, verduras, etc.
La filosofía de esta tendencia culinaria apoya el consumo de productos orgánicos, es decir sin pesticidas u hormonas de crecimiento y la eliminación de productos refinados e industrializados como: el pan blanco, embutidos y refrescos.
En la dieta original el consumo de algas marinas es de carácter diario, así como incluir otros productos de origen japonés. Sin embargo, cuando la dieta macrobiótica comenzó a extenderse a Europa y Estados Unidos en la década de los 50, fue necesario adecuar la alimentación a los productos de origen de cada país.
Quizás lo más importante en la alimentación macrobiótica (más que en ningún otro estilo de alimentación alternativo) es llevar una dieta completamente personalizada, pues adoptarla mal o llevarla al extremo puede provocar desde anemia hasta fallas renales.
Recuerda que un cambio de alimentación se debe realizar poco a poco y con la ayuda de un profesional.
Fuentes: thegreencorner.org, enbuenasmanos.com y dietamacrobiotica.com