El poder de un abrazo
El poder de un abrazo se refleja en la piel, nuestro órgano más grande, posee receptores sensitivos que envían señales a la corteza cerebral. Este mecanismo permite percibir cualquier tipo de sensaciones como el frío, el calor, una caricia, un apretón, cosquillas, pellizcos entre otras.
Ante esto no podemos omitir el peso que tiene la piel en nuestro estilo de vida y por ello es posible afirmar que los seres humanos somos entes de contacto, el tocar y ser tocados es una necesidad y fuente de bienestar.
El abrazo nos hace sentir protegidos y reconocidos. Cuando dos cuerpos entran en contacto el efecto hace que se desencadenen reacciones químicas en el organismo, esto ayuda a reducir el estrés y a formar lazos emocionales con la gente en tu entorno.
Algunos investigadores de la Universidad de Viena consideran que para muchos mamíferos las primeras experiencias táctiles son fundamentales, ya que cuando la piel del recién nacido es masajeada, los impulsos sensoriales llegan al cerebro y despiertan los centros respiratorios y otras funciones vitales.
Al abrazar, se libera la hormona llamada Oxitocina, relacionada con el placer y las relaciones emocionales. ¡Pero ojo! Esta hormona sólo se libera si estamos abrazando a alguien que nos agrade, que realmente queramos o amemos.
Por el contrario, si el contacto se produce con personas que nos desagradan, y por las cuales no sentimos ningún tipo de afecto, nuestro cuerpo reacciona con los síntomas contrarios a los que nombramos como beneficios.
En resumen, el cerebro humano tiene mecanismos que desatan el apego, el deseo de la cercanía con los otros, sobre todo de quienes nos son significativos. En pocas palabras el abrazar es fuente de salud.
Fuentes: UNAM, www.salud180.com