La Fiesta del Tambor, un ritual que honra la vida
Un momento especial para los huicholes es el final de la temporada de lluvias, pues a diferencia de otros pueblos, no rinden tributo a sus difuntos. Por el contrario, agradecen la vida y los frutos de la tierra con la Fiesta del Tambor.
Con esta fiesta, los huicholes (wixáritari) agradecen a sus dioses la protección y generosidad que les otorgan para sus cosechas. Este rito prehispánico se celebra durante las primeras semanas del mes de noviembre.
Viaje a Wirikuta
Este festejo también conocido como la Fiesta del Elote o Yuimakuaxa, comienza justo a la media noche. En ese momento, la comunidad es convocada por el sonido del tepo, un tambor sagrado.
Guiados por el mara’akame (sacerdote), los asistentes comienzan la ceremonia; mientras los niños con sonajas representan el vuelo de las aves. En tanto, el sacerdote pide a los kakauyares (dioses), que nunca les falte alimento ni salud.
Parte esencial de esta fiesta es la preparación del tejuino o tecuani, bebida considerada como sagrada, elaborada con maíz germinado seco y fermentado.
Las danzas y los cantos continúan hasta entrado el día. Por la mañana, los niños realizan una ofrenda al dios del maíz, en la cual se instala una imagen de la Virgen de Guadalupe, un “ojo del Dios”, flechas ceremoniales y el bastón de mando del gobernador tradicional.
En el transcurso del día acuden a la ofrenda hombres y mujeres a depositar elotes, fruta, comida, tamales, tortillas, velas y tejuino. El mara’akame bautiza a los niños pequeños; mientras que los mayores de cinco años, entran en una especie de transe para realizar un singular ritual: el viaje imaginario a Wirikuta.
Una vez que termina la ceremonia, la comunidad comparte la ofrenda, brindando con tecuani, cantando y bailando toda la noche. La fiesta concluye con la bendición de un elote y una calabaza que el mara’akame utiliza para bendecir uno por uno a los participantes.
Fuente: tusamigosenmexico.tumblr.com